Boquerizu - Asturias

Puede que así, en una primera lectura, la frase «Mira, esto es un enchufe» no les diga nada. Pero si añadimos que el autor era un técnico de sonido de una sala de conciertos de Galicia y, además, que a quien iba dirigido el comentario, con marcado tono socarrón, era una chica que sostenía entre sus brazos un pesado amplificador de bajo eléctrico, puede que entonces la frase les empiece a decir más.
Y, claro, si a esto añadimos que la chavala en cuestión formaba parte de un grupo musical íntegramente femenino, puede que estén empezando, como me pasó a mí hará catorce años, a no dar crédito a lo que leen sus ojos.

Y es que esta escena, absolutamente verídica, tiene la poca fortuna de encabezar una larga lista de momentos delirantes en los que me vi inmersa por el hecho de ser mujer en un mundo eminentemente masculino como es el de la música.
Y digo que sólo la encabeza, porque a esta escena le seguirían en los siguientes años otras no menos alentadoras que, por el largo tiempo que me llevaría su recreación, resumiré en «No lo hacen mal, para ser chicas».
Una frase que nunca ha sido impresa en chapas, vallas publicitarias o camisetas, pero que, sin embargo, buena parte de la población utiliza como lema ante el acceso de la mujer a ámbitos antes reservados a los hombres. Lo que me lleva a pensar en otro lema, el que este año ha elegido el Instituto Asturiano de la Mujer para celebrar el «Día internacional contra la violencia de género», y que reza: «Tú sabes que ella no resbaló en la bañera».

Un eslogan que ha tenido el acierto de romper la norma en este tipo de campañas de sensibilización, casi siempre dirigidas a la mujer maltratada o al maltratador en cuestión, para instar en esta ocasión a una reflexión comunitaria. Y es que esta frase nos enfrenta a uno de los aspectos más complejos de la violencia de género, que es asumir nuestra parte de responsabilidad por el mero hecho de ser parte activa de la sociedad en la que se produce. Y esto supone, en gran medida, que sólo condenando los hechos sintamos estar ejerciendo nuestra responsabilidad.

De ahí el acierto del lema de esta de la campaña. Porque la violencia de género no es algo personal. Las 57 mujeres asesinadas en lo que va de año no han muerto por cuestiones sentimentales, maritales, de pareja? No han muerto por eso, ni únicamente porque esos hombres fueran unos bárbaros o unos psicópatas incapaces de empatizar con el sufrimiento de un semejante. Han muerto también por una concepción social: la de la mujer como pertenencia. como acompañante, como objeto sexual, como trabajadora menos rentable por su maternidad, como mujer, y no como ser humano.


ALICIA ÁLVAREZ PERIODISTA

La Nueva España 29-11-2008