Disfraces "..... Tengo una curiosa teoría. No digo que sea una buena teoría, ni siquiera inteligente o perspicaz, .......... , sólo que me parece curiosa. Pienso que las personas que intentan agradar a los demás en todo momento son extraordinariamente egoistas, porque cuando se comportan así demuestran a las claras que quieren aprovecharse de los demás en algún sentido. Aunque sea de forma inconsciente. Ojo, no soy de los que confunden sinceridad con insolencia, pero no me siento a gusto con la gente que se esfuerza por caer bien a toda costa. Para conseguir eso es necesario, imprescindible, ponerse máscaras. Disfrazarse. Ocultar lo peor para mostrar lo mejor. Lo que ignoran, o lo que prefieren no tener en cuenta para no llevarse mal con el espejo, es que llega un momento en el que, de tanto disfrazarte, acabas por ser irreconocible a tus propios ojos. Un desconocido con el que no hay comunicación. Un extraño con el que convives sin saber nada de él, salvo que sabe demasiadas cosas de tí que podrían ser dañinas en caso de ser expuestas. No es que esta certeza me haya iluminado de repente: hablo por mi propia experiencia. Eso me da cierta....¿autoridad? Tiene gracia que me conceda ese poder cuando toda mi vida ha sido un camino sinuoso hacia el servilismo y la inseguridad. Desde muy joven pensé que me iría mejor en la vida si dedicaba mis mayores esfuerzos a agradar a los demás, a llevarme bien con todo el mundo, a ser complaciente con cualquier persona que se cruzara en mi camino.... siempre que me pudiera ser de alguna utilidad. Mi sonrisa llegó a estar tan bien engrasada que me surgía automáticamente cuando intuía que podía serme útil. No se trataba de amabilidad o de buenos modales, eso es otra cosa. La amabilidad nace del carácter. Los buenos modales son fruto de la educación, y la educación es un brote de la sabiduría. Conseguí muchas cosas en aquella etapa de disfraces. Un dia me miré en el espejo y no me reconocí. Demasiado tiempo con el disfraz puesto había hecho de mí un maniquí de sonrisa petrificada, inmóvil dentro de un escaparate de aparatosa decoración. Necesité tres años para cambiar esa situación. Abandonar, siempre es más difícil que retener. Arrancarse las costras que tanto protegían obliga a un sacrificio cuyos beneficios solo sirven para empezar de cero sin lastre en los pies. Quitarse la máscara obliga a dar la cara. La verdadera. Y exponerse a que te la partan." TINO PERTIERRA La Nueva España 24-09-2008
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