Avilés - Asturias

En nuestras parroquias era mas difícil escaparte. Algunos curas pasaban lista y le daban al maestro las faltas. Otra cosa era lo que confesabámos; lo mismo todos: desobedecer a los padres, decir alguna palabrota, pensar en las chicas - ¿ con lujuria y lascividad ?; ni sabíamos que querían decir estas palabrejas - , desear “la muerte” del maestro cuando nos castigaba, robar alguna manzana que otra,etc.etc. Nunca supe para que hacía falta un “dios” para perdonar estas tonterías si don Fidel, don David, don quien fuese, nos largaba con 20 padresnuestros al mas grave y hasta el primer viernes siguiente, a repetir lo mismo.La verdad es que que en nuestra parroquia, el cura era mas allegado a la gente y no “retorcía” tanto las preguntas. Era de agradecer.
En el Insituto, la cosa cambió bastante. Había que ir, eso sí, pero el”escaqueo” era mas facil. Por contra, las preguntas de algunos confesores te ponían en duros aprietos. Algunos, mientras te descuidabas en rebuscar la respuesta, hasta te hacían alguna disimulada caricia que otra.Igual era para darte “paz y quietud”.
En una ocasión bajamos a la iglesia de los padres; allá abajo, desde el Carbayedo. Ya habíamos probado en San Nicolas y alguno nos dijo que en “los padres, era mejor porque eran mas viejos”.Viejos sí pero con mas ganas de marcha que “Manolín”, el de la sala juegos: Estabamos un grupo esperando el turno de nuestro amigo y vemos que éste sale corriendo, nos miramos todos y salimos todos tambien corriendo. -¿Qué pasö ?. - “Que este fraile me empezó a preguntar cosas raras...” - ¿Qué te preguntó?. -”que si me tocaba....” ¿Que más....? . “Que como me la tocaba....”
Despues de ésto, la ´siguiente y última vez que me confese fue el día que me casé. Bueno aquí el curo me dijo 10 minutos antes de la ceremonia que era obligatorio que me confesase. Le respondí que “tambien era su obligación perdonar a los pecadores”. No había tiempo para mas y, sin otro protocolo, me perdonó en latín -creo- detras de la puerta la iglesia. Hasta hoy.

Este relato me hace pensar y reflexionar;y volver muchos años atrás,donde en la parroquia donde nací,y donde vivo había mas de lo mismo.

Pero yo era un niña,y cualquier cosa que dijera,pensara,insinuara,o hiciera,era pecao.

Y para que la cosa no fuera la S.M.I.sola,en casa también me decían que todo era pecao.Y así como en casi todos los sitios,fuimos creciendo en la ignorancia,y ahora vivimos en la impotencia;si,si,en la impotencia de unos años perdidos que es imposible que podamos recuperar.

Por eso a veces cuando escucho a alguna persona decir mojigaterías,me da rabia y no puedo por menos que contestar.

Perdona Playa Xagó que me meta en tus recuerdos,pero no lo pude evitar porque en este caso,son similares a los míos.