Vera - Almeria

Griñán estrena el palacio de San Telmo

Clases Medias. 5 de septiembre de 2010

La nueva nobleza andaluza, representada por los altos cargos del PSOE en Andalucía, necesitaba un palacio para reunirse. La Casa Rosa era como una casa de recreo de un noble de segundo rango y hasta la miraban con cierto desprecio. Ellos necesitan un palacio, algo que represente su alcurnia y su poder a los ojos del pueblo que gobiernan. Ansiaban tener un pequeño Versalles donde se sentirse fuertes, poderosos y protegidos. Amplias salas por donde pasear meditando las decisiones que se ejecutarán en el Boja pasado mañana. Habitaciones que recreen el pasado prerevolucionario donde los poderosos hablaban y todos los demás callaban, allí donde el “primus inter pares” de Griñán nombre Consejeros y gobiernos. Los nuevos nobles echaban mucho de menos el lujo y la ostentación del cargo y, por ello, se regalan un palacio.

Con una Andalucía que se cae a pedazos, con la mayor tasa de paro de Europa, con comarcas enteras abandonadas a su suerte, con miles de familias que no saben qué comerán esta noche, ellos se regalan un palacio. Estos nuevos nobles, como los otros, son insensibles a la pobreza y al padecimiento de su pueblo, viven recluidos en palacio y salen en los nuevos carruajes que son los coches oficiales, escoltados y protegidos, alejados de todo y de todos, viviendo un sueño que no les corresponde, donde ellos gobiernan y los demás obedecen sin dejar que nada ni nadie ponga en duda su gobierno. La crítica es señalada de extrema derecha, de contrarevolucionaria, de ir contra el sistema. Un sistema cuya cabeza está escondida en las salas más bellas del palacio.

Después del mangazo a los empleados públicos, de intentar retrasar la edad de la jubilación, de poner en duda el sistema de pensiones, de elevar el contador de parados a records inalcanzables, de hundir en una fosa abisal la economía, ellos, como los nobles del primer estado, no renuncian a sus privilegios. Siguen usando y abusando de los coches oficiales, degustando las viandas de los mejores – y más caros - restaurantes la geografía andaluza, rellenando esas jugosas dietas que van con el cargo, reuniendo a su equipo en los mejores hoteles de la región para diseñar sus estrategias, elevando el número de asesores y de cargos, gobernando a través de decretos y vegetando en las sillas del Parlamento.

Ahora se han dotado todos ellos de un palacio. Ahora hay nuevo protocolo, nuevas formas y nuevas jergas. Ahora tienen donde juntarse todos en nombre de todos. Ahora tienen un símbolo desde el que proyectar su poder, el palacio de San Telmo es el nuevo símbolo de poder en Andalucía, como antes lo fue Medina Azahara o los Reales Alcázares. Y aunque ya no haya califas ni reyes, tenemos al presidente de la Junta de Andalucía con esa nueva corte alrededor de Consejeros, delegados y altos cargos reunidos todos por las salas y por los jardines de palacio en nombre de todos nosotros. Y en esta corte, como en toda corte, no faltan ni cocina ni cocineros.

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