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Suflí - Almeria

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España > Almeria > Suflí
22-05-08 20:44 #890820
Por:superpelotari

CAPITULO V. Amor en los callejones y entre rejas.
Mariano ya casi amaneciendo de dirigió a la plaza, allí el baile había casi finalizado, La Tintina y su orquesta tocaban la últimas canciones, las canciones para las parejas, allí vio muy acaramelados Isabelina y a José, José, siempre José, la furia se apoderó de él pero se contuvo, pensó y le sonó a una afirmación –¡Pronto la tendré solo para mi!.

La gente le preguntaba por las heridas, a todos le decía que había ido a regar, que con la oscuridad no había visto por donde pisaba y había caído por un”balate”.
Todo el mundo murmuraba tras él, todo el mundo conocía las amenazas del padre de Isabelina y si quedaba alguien que no lo supiera al día siguiente, en el lavadero de la zanja tuvo cumplidas explicaciones.
Las explicaciones fueron tan exhaustivas que se fueron extendiendo y extendiendo hasta llegar a los pueblos más cercanos.
No se sabe si fueron estas explicaciones o fue un pajarito o por casualidad, pero la Guardia Civil apareció por el bar de Ángel, al principio de forma socarrona y a medida que pasaba el tiempo y no obtenían las respuesta que deseaban, de forma directa, ¿quien se había peleado?, ¿cuándo?, ¿dónde?, ¿cómo?.....
El mismo interés que tenían los Suflireños en darse mutuamente explicaciones, pusieron en no dárselas a la Benemérita, cuando la pareja se dio cuenta solo se encontraban con Ángel y Josefa, y estos abriendo la boca les estaban diciendo que tenían mucho sueño y que se tenían que ir a dormir.
La pareja cogió la calle Las Eras abajo y se perdieron en la noche, no sin antes despedirse con un inquietante “hasta pronto”, nos veremos”....

El verano pasó rápidamente, después de las últimas experiencias sufridas por Mariano,
y nunca mejor dicho “sufridas”, este no se dejó ver mucho por el bar o por el mentidero.
Llegó el principio de curso, Mariano e Isabelina, junto a otros estudiantes se subieron en la furgoneta del Lizarte, madrugaron bastante, este tenía que repartirlos a todo por los distintos Institutos de los pueblos donde los había.
Por fin llegaron donde estudiarían ellos, él en un colegio interno pero con cierta libertad para salir, ella en un colegio de monjas con una estricta disciplina y ninguna libertar para salir a la calle.
Los dos habían acordado que se verían en misa de 12, que era la hora en que ella salía del internado para cantar en el coro, después, como premio, le daban libertad para pasear por el pueblo.
Así lo hicieron, así se veían en los sitios más discretos, Mariano no quería que el padre de Isabelina se enterara e Isabelina tampoco, los dos sabían por experiencias en sus propias carnes del genio que gastaba, además, cuando Mariano se acordaba de la hoz del padre de Isabelina, se le ponían los pelos de punta, aquella hoz grande, que llevaba siempre en la albalda de la burra.

Mariano era buen estudiante, con las notas que sacó en el examen de ingreso y con la ajuda de Don Antonio, había obtenido una beca, el problema surgió cuando no se adaptó a aquella casi prisión, se enfrentaba con la disciplina y con los encargados de hacerla cumplir, así que comenzaron los castigos, estos consistían en no salir los domingos.

Aquel primer curso pasó a “trancas y barrancas”, llegó el verano, siguieron viéndose casi en la clandestinidad.
Mariano tenía que ir a trabajar fuera por aquellas fechas, debía de aportar algo de dinero a la economía familiar, pensó que se lo tenía que decir a Isabelina, que tenía que decirle cuanto la quería, que le esperara, que no bailara con nadie, cuando decía con nadie estaba pensando en José,
El problema para los dos era que a ella le habían puesto una carabina, una prima suya, muy despierta y que no perdía ojo ni oído.
Los dos tenían suerto que que a la prima le gustaban mucho las pipas, le dieron una perra chica y se fue corriendo a casa de Josefa.
Ellos decidieron que irían a casa de Cuevas a por dos polos de leche.
La casa de Cuevas era una tienda de pueblo en la que había de todo, Cuevas había comprado una nevera, creo que la primera de Suflí, esta tenía un congelador en el que hacían polos en plan artesano, de leche, de gaseosa y de todo lo que la imaginación de aquel tiempo daba de si, que era mucha.
Pero lo mejor de esta tienda es que para ir a ella desde la plaza había que atravesar por unos callejones casi oscuros en los que las parejas se podían achuchar fuera de las miradas indiscretas.
Fueron a comprar ella lo pidió de leche, él de gaseosa, regresaron por aquel callejón tan oscuro que parecía que les estaba esperando, no se dijeron nada, llegado un punto se pararon y se besaron apasionadamente, él la estrechaba contra si con una mano por la cintura, ella le acariciaba también con una mano la nuca a Mariano.
Los polos se derritieron, desaparecieron como por arte de magia, se liberaron manos, las cuales utilizaron sabiamente para acariciarse mutuamente.
El pelo de ella se enredaba entre los dedos de él, la mano helada de ella se deslizaba por el pecho de Mariano.
Un sexto sentido les hizo levantar la vista, vieron una figuran asomada a la ventana, se marcharon hacia la plaza cogidos de la mano contrariados por el amor no consumido,
acalorados por el fuego no extinguido, volvieron la vista atrás y vieron aquella figura que iba tras ellos, como si quisiera reconocerlos, aligeraron el paso bajando por la calle Las Campanas hasta comprobar que no le seguía nadie.
En aquel callejón tenía la casa Joaquín “el de Juan López” y su mujer Matilde, la hija de Rufino, estos tenía un hijo estudiando en el Seminario, un buen estudiante, de los mejores del pueblo, diría yo.
Su madre se asomaba a la ventana, no para expiar, sino, por si su hijo aparecía alguna de aquellas noches ya que se decía en Suflí que este sentía adoración por su madre y esta por su hijo, que algunas noches se escapaba del Seminario solo por ver a sus padres, especialmente a ella, esta no quería que llamara a la puerta, por este motivo siempre estaba tras un pequeño ventanuco en la planta superior.
Se dice que cuando estaba a punto de cantar misa tuvo la visita del Sr. Obispo, cuando este salió de la casa Matilde dijo: “Mi hijo no cantará misa”, efectivamente, al poco tiempo abandonó el Seminario, al parecer terminó la carrera de Magistratura y ejerce por Barcelona. (Espero que si lee esto se exprese en el foro)
Tenían que volver, la prima de Isabelina les estaría buscando, no tenían intención que hubiera otra bronca o algo peor.

Llegaron otros cursos, regresaron al sus respectivos encierros, ya tenían 18 años, ella salía lo justo, él casi siempre castigado.
Mariano descubrió que había una tapia por donde los alumnos más mayores salían de noche del internado, tendría que tener un cómplice, había que llevar una silla para alcanzar la tapia y un manta para evitar los corte de los cristales que había sobre la tapia.
El amigo-cómplice no tardó en encontrarlo, también tendría que contárselo a Isabelina, cuando lo hizo esta le confesó que había chicas de su colegió que se veían con otros chicos por la noche a trabes de una verja, ¡la idea le pareció estupenda!.
Ya no le preocupaba, a Mariano, estar castigado, ya podía verla cuanto y cuando quisiera.
Por las noches saltaba la tapia, escondía la manta, corría hacia un callejón oscuro en el que había una media pared, de esta nacía una alta reja que acababa en punta de lanza.
Cuando llegabó ya había varios chicos y chicas, ellos por la parte exterior del colegio, ellas como prisioneras dentro, unas parejas reían bajito, otras lloraban, había momentos en los que se cambiaban los papeles, las que antes reían ahora lloraban y al contrario, pero la mayor parte del tiempo hablaban bajito, se estrechaban las manos y se besaban hasta donde las circunstancias lo permitían.
Ella llegó primero, cuando Mariano lo hizo Isabelina llevaba varios minutos esperándolo, aquella primera noche se basaron hasta la extenuación, dieron rienda suelta a toda la pasión contenida, rieron y lloraron como las demás parejas
Se marcharon a una hora prudencial, no querían perder lo poco que tenían por un error, antes de despedirse acordaron cuando volverían a verse, pero lo peor eran las despedidas, a aquel momento le temían los dos, pero también sabían que estaban mas cerca del siguiente encuentro.
Aquellas salidas nocturnas sirvieron, tanto a ella como a él, como válvula de escape, el humor les cambió, Mariano ya no se peleaba tanto con los educadores, incluso llegó a hacer amistad con alguno de ellos.
A ella se le cambió el semblante, antes estaba tristona y alicaída, ahora el semblante le resplandecía, incluso en el coro de la iglesia cantaba mejor, por lo que obtuvo una felicitación del párroco a través de la Madre Superiora, “Has cantado como los Angeles”,” felicidades de parte del párroco”, le dijo

No todo iba a ser felicidad, al padre de Isabelina le ofrecieron un trabajo en un pueblo de Madrid, este sin previo aviso llegó al colegio habló con la Madre Superiora, esta le rogó que dejara a Isabelina hasta, que al menos, terminara el curso.
El padre de Isabelina no atendió a razones, Isabelina tuvo que salir en medio de una clase, a la que fue una monja a buscarla, esta le dijo – “prepara tus cosas que te vas de colegio”, Isabelina no entendía nada, por más que preguntaba nadie le respondía.
Entre lágrimas recogió las cosas de la taquilla, fue poniendo la ropa en la maleta, los libros, todos los recuerdos acumulados en los años que había estado allí se agolparon en su cabeza, no quería estar en el internado pero ahora, precisamente ahora no quería irse.
Salió con la maleta y vio que su padre le estaba esperando con una furgoneta, “-venga, nos vamos, que tengo prisa”, -“quiero llegar a Madrid antes de que se haga de noche”.
Entonces, Isabelina comprendió que la cosa era más grave de lo que se había imaginado, tuvo el reflejo de decir que había olvidado algo, corrió hacia los vestuarios, cogió un bolígrafo y un papel y escribió una apresurada nota para su compañera de litera y se la puso bajo la almohada, para que esta la encontrara.
Por favor: Dale esta nota a Mariano.
En otra nota para Mariano le decía: Mariano, siento no poder despedirme de ti, hay personas que han decidido por mi. Me voy a Madrid, no se donde, pero que sepas que no te olvidaré nunca, Te quiero. Firmado Isabelina.
Cuando la nota llegó a manos de Mariano, esta casi se vuelve loco, ya no comía, no dormía y mucho menos estudiaba.
Los suspensos fueron cayendo, los castigos multiplicándose, la motivación para estudiar desapareció.
A mariano le salió un trabajo en Barcelona, no lo dudó, no escuchó ni a los profesores que le decían que terminara el bachillerato, ni a la Directora del Instituto, ni al rector del internado, el cual le tenía cierto aprecio, la hablaba como un padre, le decía que hiciera un último esfuerzo, que el error cometiera ahora se arrepentiría toda la vida.
Lo que más les dolió fue el reproche de su madre, un reproche, sin palabras, - “lo que tu quieras hijo, ya eres grande”, y se volvió llorarando, solo ella sabía el sacrifico que habían hecho, no solo económico, sino que su hijo les faltaba casi todo el año a ella y a su padre, un hijo que ahora lo perderían para siempre, era ley de vida, especialmente la vida de los suflireños desde tiempos remotos: La emigración.
Separados sus caminos apenas tuvieron noticias el uno del otro, Mariano tiene la esperanza de encontrar a Isabelina en el III encuentro, ya que no la encontró en el Iº, ni en el IIº, o puede que sea en el IVº, en el Vº, o ............................................



Puntos:
23-05-08 13:12 #892337 -> 890820
Por:blanessa

RE: CAPITULO V. Amor en los callejones y entre rejas.
HOLA super:

¡Anda que no te has currao las historia de Mariano!. Se que siempre escribes basándote en hechos reales, pues me tienes intrigadísima, ¿cómo me gustaría saber quienes fueron en su día esos protagonistas de la historia?

Nos vemos mañana, llegaré un poco tarde(sobre las 14,15)

Saludos suflireños para tod@s
Puntos:
23-05-08 16:58 #892802 -> 892337
Por:Almeda

RE: CAPITULO V. Amor en los callejones y entre rejas.
(Y esta vez no bromeo), la historia es tan buena, que somos muchos lo que nos hemos ido identificando en algun momento de la historia. Dicen eso de las buenas novelas que construyen personajes que representan a modelos representatativos. Vale para la gente de sufli, y para la de tantos pueblos y jovenes que pasaron por eso. Defintivamente, me ha gustado la historia. Mañana intentaré saludar a Marianos y Isabelinas (que somos todos).
Un saludo literario.
Puntos:
25-05-08 14:44 #896156 -> 890820
Por:xatanas

RE: CAPITULO V. Amor en los callejones y entre rejas.
Podias contar cuando le robasteis los zozales al tio candil....
Puntos:

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