Benínar - Almeria

!!!Curiooooosísimo!!!, las normas del foro.
He escrito una parrafada, sobre los ovarios - en dicha palabra utilizaba lo que le cuelga a la otra parte de la población , es decir a la masculina - que tenían nuestras, mujeres, la generación de mi madre.
Os preguntaba, si el tamaño, de dicho óragano, se parece algo al de sus nietas.
Para el-la que no entienda lo que se me ocurre en estos momentos.
La generación de mi madre, obligo a que en aquella época, se digese: "Beninar era un matriarcado".
Terminaba diciendo, que mi cuñada, la mitad de las veces, nombra a su hija por su nombre, y la otra mitad - con ritintí - la llama con el nombre de mi madre.
Saludos.
Pedirme aclaraciones que no me reservaré ninguna.

Continúo con el tema de la personalidad herencia genética:
En estos tiempos, en que aparece con frecuencia en la TV, "que si a un crio, tiene acoso escolar, ... Los padres se ponen a temblar, a dejar de comer y de dormir", este mismo caso en Beninar no ocurría exastamente así.
Anécdota:
Me contaba Lola la del Ebanista:
En un determinado teimpo, la palaza "estaba dividida en dos bandos":
Los niños que vivían encima de las escalerillas, - las que unían la iglesia con la plaza - y los que vivían por el sector de la iglesia.
Todos los días, - después de sus necesarios juegos -, algún niño llegaba a su casa, llerando - puede que posiblemente apedreado - porque fulanico, ...
La madre del agredido, con los poños puestos en la cadera, se ponía a bocear, - a decir de todo, menos bonico - sobre la madre del niño agresor. Si la madre del niño agresor, no "entraba al trapo" - expresión taurina, puesto que es el toro el que entra y sigue la trayectoria que le marca el torero - la madre del niño agredido, sacaría de forma progresiba, los defectos y herrores cometidos por todos los antepasados.
La madre del niño agresor, aguantaba a no salir de su casa, hasta que escuchaba, lo relacionado con los difuntos. En esos momentos, la batalla se libraba, separando a los contrincantes, tan solo las escalerillas de la iglesia.
Una vez expulsados, los demonios que cada una llevaba dentro, cada cual se ordenaba el delantar, se pasaba las manos por la cabeza, volviendo a colocar las horquillas, donde deberían estar antes de la contienda y cada mochuelo a su olivo.
Los niños de nuestro pueblo nacían con una herencia genética, que en cierta media les inmunazaba de las agresiones del resto de los demás niños.
Tocar a un determinado niño, implicaba que el que se arriesgase, tenía que medir antes sus fuerzas, habere si en número, coraje y riesgos, merecía la pena, tocar o agredir a determinados retoños.
En Beninar, !!!!jamaaaaaasss!, se hubiese dado, el acoso escolar.
Saludos.

Melquiades, por aquella época el acoso escolar lo realizaba el maestro que, tenia la mano muy larga y su máxima era la de con sangre la letra entra.

Saludos.