Caminos de Benínar Según dice el refrán, “todos los caminos conducen a Roma”. De igual forma se podría aplicar a Benínar. Del pueblo salían caminos para ir en todas direcciones. Hoy día no hay problema alguno para ir de un sitio a otro, subes al coche, sigues la carretera, lees las señales y según la distancia llegas a tu destino relativamente pronto. Antiguamente era otro el cantar, no había carreteras, los caminos estaban sin señalizar, se transitaba menos y no siempre había alguien para preguntar. A comienzos del siglo pasado se hicieron carreteras, y ya era otra cosa, pero las carreteras para superar un monte tienen que dar muchas curvas y los caminantes hicieron las trochas o atajos, que son caminos estrechos más cortos que los normales. Para ir a Turón, por ejemplo, habría 5 ó 6 de estas trochas, y se acortaba el camino bastante, no había que ir dando tantas curvas pero si que había que ir casi escalando. Todo tiene sus ventajas y sus inconvenientes. El camino más antiguo era el rio, sin lugar a dudas, ya que por el llegaron las primeras civilizaciones buscando buenos lugares donde asentarse y ocupaban los sitios más idóneos para establecerse. Por el rio, se supone, subieron los árabes, una vez que desembarcaron en Adra, y fueron tomando posiciones hasta establecerse tanto en la cuenca como en toda la sierra. El rio conduce agua y el agua es vida. Después teníamos el camino de herradura a Berja, con la cuesta llamada de Benínar, seguía El Llano (donde se pasaba junto al aljibe del mismo nombre) y a continuación la cuesta de Peñarodada. El camino de Darrical, en un principio, fue por el rio, con el paso de los tiempos y para no meter los pies en el agua se iba por el mismo trayecto de lo que era la antigua carretera. Ésta la harían en lo alto de lo que fue el camino, con pocas variaciones. Para ir a Hirmes el camino más corto y adecuado era subir la Ramblilla. Pasando por el Cortijuelo o Pirondo el viajero podía tomar un trago de agua fresca. Igual pasaba con Murtas, se cruzaba el rio o se pasaba por el puente, se subía por la Rambla, la cuesta y se llegaba al pueblo sin complicaciones, eso si, un mucho sudoroso, demasiado desnivel. Si se pasaba en el tiempo adecuado se podía uno tropezar con el manantial del Cabrahígo. Saludos.-
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