Alhama de Almería - Almeria

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Se acabó el Gobierno de Zapatero, que ayer celebró su último Consejo de Ministros, tras el que el presidente se negó a dar la cara y a comparecer ante los medios de comunicación para despedirse ante la opinión pública, con la excusa de preparar su encuentro final con Rajoy para el traspaso de poderes y el temor a no saber que decir ahora a los españoles después de su estrepitoso fracaso al frente del país. Y ya veremos si se despide del PSOE una vez que crecen –en Moncloa- los rumores sobre una posible dimisión de Zapatero de la secretaría general del partido socialista antes del congreso anunciado para el mes de febrero de 2012, y en ese caso dejando una gestora al frente de su organización.



Se acaba el Gobierno de Zapatero (en funciones hasta el próximo miércoles) con la amenaza de una nueva rebaja de Fitch sobre la deuda de nuestro país, y dejando tras de sí un tremendo panorama en el paro, la economía el sistema financiero, el déficit público, además, de un final inacabado de ETA y de no pocos problemas relativos a la cohesión nacional.

Quedan lejanos los tiempos de las sonrisas, el símbolo de la ceja, las siglas ZP, los guiños de Bambi y aquellas despedidas en otros debates electorales con el “buenas noches y buena suerte”. Ahora Zapatero no ha dicho ni adiós, no ha salido a la sala de prensa tras el último Consejo de Ministros, y además ha enviado al portavoz José Blanco, ministro (hasta el miércoles) bajo investigación del Tribunal Supremo por presunto tráfico de influencia y corrupción. Zapatero no se ha atrevido a salir a la luz pública como tampoco se atrevió a dar la cara en la noche electoral del 20-N después del estrepitoso fracaso del PSOE (del que sigue siendo el secretario general) y del duro castigo recibido en las urnas por su Gobierno.

El aún presidente del Gobierno está acobardado y se despide “a la francesa” o en los despachos y en privado de sus más allegados pero no da la cara ni tiene palabras para justificar lo inexplicable: la tremenda situación en la que deja España. Y si la huida es su decisión aún podemos imaginar que ZP tampoco se despedirá del PSOE en el anunciado congreso del mes de febrero de 2012 por lo que aún no se debe descartar que dimita de la secretaría general y dé paso a una gestora. Salvo que pretenda dar una última batalla a favor de los suyos -de Carme Chacón- contra el felipismo que todavía arropa a Rubalcaba, y al que Zapatero acusa de haberlo linchado de mala manera en los últimos meses. Y aquí incluido un tremendo editorial del diario pro socialista El País donde se decía “váyase José Luís Rodríguez Zapatero” entre otras “lindeces”.

Ahora, como un boxeador sonado que se agarra al contrario, el presidente saliente del Gobierno se agarra a Rajoy para respirar, esperar que suene la campana final de la investidura y evitar una caída a la lona por K.O. ante los ojos de todos los españoles. Y cuenta los días, apenas cuatro, que le quedan en la presidencia del Gobierno mientras mira de reojo la prima de riesgo de España (a punto está una nueva rebaja de Fitch a nuestro país) no vaya a ser que le estalle la tormenta de los mercados antes de abandonar la Moncloa –por las noches quedará en vela para seguir la marcha del índice Nikei, algo que le impresionaba en 2010- y entonces si que habría tenido un “esplendoroso” final.

Ahora la patata caliente de la deuda española y del riesgo España caerá en las manos de Rajoy, como tantas otras cosas, incluido el estreno fallido de Amaiur, o la fuga del fiscal general del Estado sin imputar a Urdangarin, o los Presupuestos por hacer, o la nota de fin de año sobre el déficit Español de 2011 y el récord del paro que está al caer.

Menuda herencia deja Zapatero tras de sí, camino del Consejo de Estado –no sabemos que consejos puede dar este personaje- y con un Partido Socialista a la deriva y destruido donde nadie hasta ahora ha querido asumir, dimitiendo, la menor responsabilidad sobre la catástrofe del PSOE y de lo ocurrido en España en los últimos años. Y entre los responsables de todo ello el candidato fracasado y ex vicepresidente primero del Gobierno, Rubalcaba, que ha peleado por la réplica a Rajoy en el debate de investidura a donde acude ofreciendo colaboración al gobierno para demostrar que él y el PSOE hacen una oposición responsable y no tan dura como se la hizo el PP a Zapatero.

Pero ¿qué otra cosa puede decir Rubalcaba en la investidura sin que Rajoy le saque los colores a él, al PSOE y al gobierno que se va? Lo único que podría decir de novedoso Rubalcaba durante este debate es que él renuncia a liderar el PSOE y se retira del primer plano de la política nacional y de su partido. Pero ya se sabe que esas despedidas habituales en una democracia no son propias de la política española, y menos en el PSOE. De ello dio buena prueba Zapatero en la Moncloa al no comparecer ante los medios después de su último Consejo de Ministros del que Blanco dijo que había sido “emocionante”. Pues sí, menuda emoción.