Alhama de Almería - Almeria

Creo que son los dos adjetivos que califican y definen al pleno de anoche, así como los acontecimientos desarrollados al finalizar este.
Y es la falta de madurez cívica y democrática la que dió lugar a cuanto aconteció pre y post pleno.

Previsible: Si analizamos la situación, cualquier situación de este país de nuestros pecados, las algaradas son frecuentes cuando hablamos de corrupción. Pero algaradas encaminadas solo al: Y tú másde unos partidistas a otros. Nadie piensa de verdad en limpìar esta lacra de dispendios con sus acusaciones, de malversaciones con sus denuncias, denuncias que nunca llegan a ninguna solución coherente y ejemplar. Y, por todos estos motivos, era previsible lo que ocurrió ayer, así como que era muy previsible que, trtas la auditoría y el estudio legal de lo expuesto en la misma, se convocase este pleno para, dando cuenta al pueblo, tomar o no la decisión de iniciar acciones judiciales.

¿Previsible el enfado de los presuntamente imputados? Posiblemente, pero incoherente de todo punto. ¿Porqué? Pues porque quien es inocente, quien puede responder de forma veraz y documentada, quien tiene la conciencia tranquila de que todas sus actuaciones han sido impolutas, ni puede ni deber temer por su honorabilidad. Hay métodos para salvaguardarla y el emprendido ayer no es el cortual eqrecto, no es el que dice bien de su honradez.

Si alguien que nada tiene que ocultar recibe estos "ataques infundados", estas "acusaciones falsas", tiene varios caminos para demostrar la felonía y todos pasan por la justicia. Si se confía en la justicia, si se respeta la ley, basta con esperar a que todas las acciones que pueda emprender el contrario, en este caso el actual equipo de gobierno, den un veredicto que habría de ser favorable y entonces querellarse contra los promotores. Ahí se tendrán todas las opciones a favor. Eso si no se han interpuesto ya querellas cuando se publicó la auditoría para que demuestren, auditores y mentores de los mismos, que lo redactado allí es veraz.
A raíz de esto último, una pregunta: Si nada de lo que se dice en la citada auditoría es cierto. Si tal y como dicen los partidistas de un lado "todo es mentira y ya se sabrá la verdad" ¿que esperaban los acusados en esa auditoría para solicitar las acciones pertinentes que hagan relucir loa verdad y no crezca y tomo cuerpo la mentira?

¿Previsible el enfado de los simpatizantes de los presuntos implicados? Mayor incoherencia, pues, por muy partidario que se sea de alguien, se ha de ser mucho más partidario de las actuaciones transparentes, de una administración honrada y limpia, de un empleo eficaz y justo de los medios públicos, que son de todos y los que los manejan con nuestro voto, solo son administradores temporales.
Otra pregunta tras esta consideración: ¿Cuál es nuestra catadura moral, nuestra honradez, si anteponemos nuestro sentimiento partidista, nuestra fidelidad hacia los representantes de esos partidos, a cualquier intento de esclarecer hechos que son, cuanto menos, muy poco edificantes?

Los propios concejales socialistas que hoy, votados por el pueblo, acupan su sillón en la corporación, deberían de ser los más interesados en que se aclarasen todas estas acusaciones y por un doble motivo:
1.- Salvaguardar el buen nombre de su partido y de sus compañeros acusados, caso de demostarse que todo es una falsedad, un invento.
2.- Si las actuaciones demostrasen que los informes son ciertos, que existen realmente todo lo plasmado en la auditoría, estar a la altura de las circunstancias defendiendo los intereses del pueblo, de sus votantes que son muchos y desmarcarse de aquellos que, equivocadamente, no supieron hacer uso debído de la confianza otorgada. Sería la única manera de empezar a separar de una vez socialismo y/o política, con corrupción.

Pero eso, al parecer, está lejos, muy lejos, de las intenciones de unos y otros y de ahí surgió ayer lo

Lamentable Enfrentamientos, insultos, intervención de la fuerza pública municipal, acusaciones más allá de lo planteado en el pleno. En definitiva un espectáculo digno de la más baja estofa y carente totalmente de civismo y sentido democrático.

¿Pretenden tener razón los que recurren a la fuerza y la amenaza para demostrar su inocencia?
¿Pretenden, tal vez, tenerla aquellos otros que, teniendo en sus manos los informes judiciales pertinentes para iniciar las acciones a que hubiere lugar, acciones en defensa del esclarecimeinto de los hechos, caen en la provocación de sus oponentes y se ponen a su altura?

¿Pretenden tener razón unos y otros cuando citan a sus simpatizantes para que "no se pierdan el pleno", a sabiendas de que esto llevará a la algarada y, más que posiblemente, a altercados de muy mal futuro inmediato?

Cuando una sociedad no alcanza a dilucidar esto, cuando priman más los intereses partidistas, por si acaso (pillo algo), que esclarecer la verdad o mentira de unas gravísimas acusaciones de actuaciones fraudulentas con el caudal público, cuando una sociedad permite, fomenta y participa en todo ello, se está hablando de una sociedad enferma. Enferma de una epidemia que, en los paises civilizados, se cura con la justicia. No así en este que ha preparado su sistema judicial y penitenciario pensando en proteger al delincuente, que no al honrado. ¿Pensarán nuestros gobernantes, todos, que hay más delincuentes que honrados en nuestra sociedad?

PRESUMIBLE Y LAMENTABLE