Unos crian la fama y otros cardan la lana. “El acusado carecía de competencias para darlo y lo hizo a sabiendas de la injusticia que cometía” Con esta frase, que supongo esté en el contenido del escrito con el que la fiscalía se dirige al juez encargado del caso, abre la nota de prensa el diario La Verdad de hoy,y la crónica del proceso que implica a Joaquín Pozuelo por conceder permiso para que una vecina pudiese solicitar la luz en una vivienda de su propiedad. Si el ex edil de Urbanismo “carecía de competencias para darlo” no es el objeto de este comentario. Más bien podría serlo el aserto posterior de esa frase en la que manifiesta que “lo hizo a sabiendas de la injusticia que cometía” porque, a veces, lo que entendemos por injusticia puede tener múltiples explicaciones, o al menos, las que nuestro limitado entendimiento nos permite darle. Si interpretamos el concepto de justicia o injusticia en su vertiente estrictamente legal, puede que tenga razón el fiscal en lo que asevera en su exposición. Pero si medimos cualquiera de estos dos términos en función de lo que acontece a diario en casos directamente relacionados con éste, puede que no sea tan fácil establecer que el que nos ocupa sea considerado como algo injusto. Hay miles de casas ilegales en toda la comarca de la Vega Baja que se utilizan en la mayoría de los casos como vivienda habitual por las personas que las han construido con esa finalidad exclusivamente. Y la mayoría también, por no decir todas, tienen acometida de luz eléctrica aún careciendo, antes o después, de cedula de habitabilidad o licencia de primera ocupación. La forma en la que han obtenido ese suministro de energía eléctrica no lo puedo saber. Pero si, al igual que la del caso en cuestión, no cumplían con la legalidad urbanística, alguna “irregularidad” consentida han tenido que cometer para que por la noche no tengan que alumbrar con candiles el interior. La situación en la que ahora se encuentra J. Pozuelo viene derivada por ese criterio particular de justicia que tenemos todos, cuando pensamos, que se esta cometiendo un agravio con las personas a las que privamos de algo que otras sí que tienen y que han conseguido en las mismas circunstancias. Seguramente, esta sensibilidad por lo que consideramos de justicia, no nos exima de tener que hacer frente a nuestra responsabilidad cuando los acontecimientos lo requieren, pero así son las cosas. Aunque este caso no estaría donde está si no hubiese mediado el interés político con la finalidad de sacar rédito del mismo. No sé si me explico. Pero ya se ha hablado de esto mucho. |