El arte del disimulo Buen debate el que protagonizaron ayer en Tele Vega los representantes de los dos partidos que obtuvieron concejales en las pasadas elecciones municipales. El calificativo de bueno hay que ponérselo porque se desarrolló en los términos, actitudes y maneras que deben imperar en el ejercicio de la dialéctica, sobre todo política. La primera impresión, una vez visto y reflexionado sobre el mismo, fue el contraste entre la habitual serenidad de M. Carrillo y la insólita flema con la que Emilio Fernández interpretó su papel de Alcalde. La Vega obliga, se puede decir, parafraseando un conocido dicho clásico. Muchos temas fueron objeto de ese debate. Quién tenía razón en unos o en otros tal vez sea lo de menos, entre otras cosas, porque se tiende a pensar, y en este pueblo se cuecen ollas enteras de ese pensamiento, que los fundamentos de lo cierto están de parte del ganador. La teoría de que el que obtiene más votos está legitimado para todo, es tan evidente como discutible. Y aún es más discutible si basamos esa teoría en que por haber obtenido una cantidad inusitada de esos votos, aún se está doblemente habilitado para tener más credibilidad. Por destacar dos cuestiones de las debatidas en ese programa, que pudieran ser más sensibles para la opinión pública, señalaría las referentes al urbanismo y las viviendas fuera de ordenación, y a la amortización de los puestos de trabajo que recientemente se han aprobado en pleno, y más concretamente al que afecta al consultorio médico. De la primera podemos remarcar unas palabras del Sr. Alcalde, que no dejaron de ser sorprendentes, en relación a cómo se pueden regularizar esas viviendas ilegales que tenemos en Redovan. Y, sorprendentemente, reveló que están considerando en serio continuar ese proyecto “electoralista” que propuso el anterior gobierno, y que fue objeto de críticas desde el PP diciendo que lo único que se pretendía con eso era “vender depuradoras”. Y el subterfugio “vendió” bien entre los afectados. Ahora resulta que el tan denostado plan, sí que es válido para solucionar el problema, cuando en la campaña electoral, el entonces candidato del PP, libro de leyes en mano, decía que era inviable. Lógicamente había que iniciarlo. Pero esto no lo descubre ahora el nuevo gobierno. De lo expuesto en esa mesa por D. Emilio sobre la amortización del puesto de trabajo de Esther González en la ventanilla del médico, pues casi como que se me soltaron las lagrimas al afirmar aquel, que no tenía nada en contra de esta, y que la única razón para prescindir de ella era de índole económico. Y eso de que nadie iba a ocupar su puesto fue contradicho por él mismo, al afirmar que el conserje que ya había antes era el que iba a hacer su función. Todo previsto de tal manera para que no se note el encaje que tiene que darle a otra trabajadora en ese centro. Y más adelante Dios dirá. |