Redován - Alicante

Había una vez, no hace mucho, un pueblo, Redován le llamaban, enclavado en la ladera de una altiva montaña, poblada de pinos, algún algarrobo y los restos de varios almendros… tomillos, romeros, hinojos… resecos ya por las primeras calores del verano alfombraban el suelo terroso de su ladera. La gente, la mayoría sin trabajo, era sencilla y humilde. El señor del lugar era altivo y de nombre Tra Vieso, su segundo, con aspiraciones a primero, era el engreído recaudador de impuestos. Ambos administraban los bienes comunales en un moderno edificio reconstruido no ha mucho y en el que no faltaban los adelantos más utilizados en los castillos modernos de la zona.
El aire fresco de la mañana se mezclaba con la azulada luz que entraba por la vetusta ventana, convirtiendo el soleado aposento de trabajo del sr. Conde en un lugar agradable. Sobre su mesa, pergaminos con las necesidades de la gente del lugar y sentado en el sillón, revestido de piel de toro bravo de la zona sur del condado, se encontraba el sr, Conde, preparado, un día más, para la dura batalla diaria. Su deseo por estar al frente del condado, no era pecuniario, pues sus bienes particulares eran artos y, por lo tanto, no necesitaba de unos cuantos dineros para vivir holgadamente. Su entrega y sacrificio por el bienestar de las gentes del condado, era altruista y desinteresado, igual que algunos de sus caballeros.
Un suave toque dado en la puerta le hizo mirar hacia ella, al tiempo que contestó,
-Pase.
Abrió la puerta su amanuense particular y dirigiéndose a él, le dijo:
-Sr Conde, la señora Eulemina, jefa del grupo de mujeres que cuidan a los pequeños adultos(*) del condado quiere hablar con señoría.
Tengo mucho trabajo, pero a esta señora debo tratar bien, pensó para sí el sr. Conde.
-Dile que pase, contestó.
La amanuense particular y amiga del Sr. del Lugar salió del despacho, indicando a la Sra. Eulemina que pasase. Ésta, al entrar, hizo una leve reverencia al señor, quien correspondió con una suave inclinación de cabeza. El sr. Conde le pidió que se sentara y ambos iniciaron una intrascendente conversación sobre las última competiciones balompédicas, habidas entre los distintos reinos. Agotado el tema del futbol, que así se le llamaba en un reino extranjero, el sr. Conde le pidió que le hablara del motivo de su visita. Ésta, dejando de lado su sonrisa habitual, le contestó:
-Sr. Conde, hemos terminado el curso y comprobado que hemos perdido dinero en la guardería y cuidado de los pequeños adultos, hijos de los aguerridos soldados del condado. Las pérdidas han sido exactamente de 9.913 dineros.
La sorpresa del sr. Conde fue total, reflejándose en la contracción muscular de su rostro.
-¿Y qué va a hacer vuestra merced, al respecto? Contestó éste, haciendo un esfuerzo para que su voz no mostrara el matiz de sorpresa y algo de rabia que sentía en su cabeza.
-No podemos permitirnos esas pérdidas y más con los pocos pequeños adultos que tenemos matriculados para el próximo curso. Tiene su señoría que darle una solución. Contestó la Sra. Eulemina.
-¿Qué quiere decir, vuestra merced?
-¡Sencillamente, que el condado debe asumir las pérdidas habidas!
Dando pruebas evidentes de nerviosismo y desasosiego y elevando la voz, próximo a la descortesía, le espetó:
¡Eso es imposible!
-Su señoría verá - Contestó la señora que, parece ser, estaba habituada a bregar con toros bravos-O lo asume el condado, prosiguió, o los pequeños adultos tendrán que ser cuidados por su progenitores. En su día calculamos los gastos en función de un número adultos pequeños y han sido muchos menos, por ello, nos hemos columpiado, perdón por la expresión. Tendrán vuestras señorías que cerrar la guardería, si no compensan las pérdidas.
-Eso sería lo último. No me gustaría darle la razón al sr. Conde Rojo. que desea sustituirme al frente del condado . Veré que se le ocurre a nuestro Recaudador de Impuestos para salir de este marrón. En unos días le llamaremos con la solución encontrada.
A un gesto del Conde, la Sra. Eulemina salió de la estancia, al tiempo que le dedicaba sucesiva reverencias. En la puerta, le esperaba la amanuense particular del Conde para acompañarla fuera de palacio.

El Sr. Tra Vieso llamó inmediatamente a su presencia al Recaudador de Impuestos para comunicarle que las perdidas habidas en la guardería de los adultos pequeños consistía en 9.913 dineros, según le acababa de comunicar la Sra. Eulemina.
-Tenemos que encontrar una solución. Nos exige que les compensemos esas pérdidas con la amenaza que si no lo hacemos abandonarán el servicio.
El sr. de Hacienda, habituado y con experiencia, parece ser, en estos desaguisados, le contestó:
-Tranquilo, señor, no se altere vuestra merced. Déjame pensar en ello e inmediatamente que haya encontrado una solución, le volveré a hacer una visita. Piense en ello vuestra merced también, dijo. No debe sentir congoja por este pequeño contra tiempo, porque saldremos airosos de ella, como hemos salidos de otros más graves.
-Váyase y piense en ello. Contestó el Conde.
Las palabras de su jefe de Hacienda tranquilizaron al Conde y Señor de personas y tierras, aunque se le notaba más tenso que lo estaba al iniciar la mañana. Algo inquieto, prosiguió con su trabajo.
A los dos días, el Recaudador, sin necesidad de pedir audiencia, llegó a la estancia en donde estaba el sr. Conde y mostrándole una amplia sonrisa, poco habitual en él, se le acercó y le dijo:
-Ya tengo la solución.
El Conde dejó lo que estaba haciendo y mirándolo a la cara, pedía sin necesidad de palabra alguna, que le contara rápidamente la solución encontrada; su rostro mostraba también una amplia sonrisa irónica porque él también tenía su propia salida al desembrollo, que se la mostraría al Recaudador si no le convencía la que iba a escuchar de él.
-Muy sencillo, sr. Conde: Hacemos una ampliación de facturas por materiales gastados en el cuidado de los pequeños adultos, es decir, dividimos los 9.913 dineros en los capítulos de limpieza, mobiliario y material para aprender en el uso de las primeras armas o en el cuidados del hogar, en según que casos. Dichas facturas las sumamos a otras también de ampliación para que se aprueben en el consejo general del condado, a celebrar en unos días y problema resuelto.
Conforme iba escuchando el Conde al Jefe de Hacienda y compañero, el gesto se le iba destensando y convirtiéndolo en una amplia sonrisa. Al terminar de escucharle, se le acercó, dejando el protocolo, y dándole un abrazo, le dijo,
-Formamos una pareja envidiable, le dijo, has encontrado la misma solución que se me había ocurrido a mi. Aunque como vuestra merced sabe, tiene un pero al no ser legal y los señores de rojo, que siempre están en contra nuestra, pondrán pegas y lo dirán a la plebe, inquietándolos con ello y poniéndolos en contra nuestra.
-A esos señores déjamelos a mi. Contestó el Recaudador de Hacienda. Como el sr. Conde sabe, a los señores rojos les tenemos la medida bien tomada, si piden explicaciones a estas factura, les contestaré, además de lo de siempre, que se debe a que ese material desapareció cuando ellos gobernaban en el condado.
-Sabes que eso no es verdad, dijo el sr, Conde algo inquieto. Todos sabemos que ese material estaba cuando contratamos a la Sra Eulemina y a sus fámulas para que cuidaran de nuestros pequeños adultos,y así consta en el libro que firmamos y que es público.
-Tranquilo, la gran mayoría de este condado tiene fe en nosotros, los azules y, como vuestra merced sabe, mucha desconfianza en los señores rojos. Se creerán lo que digamos nosotros.
La amplia sonrisa de ambos dio por aceptada la solución, que sería planteada en el plenario comunal del día 2 de Julio, como así sucedió.

A los pocos días, el Condado libró los dineros exigidos y las amistades entre el sr. Conde y la Sra. Eulemina se selló de nuevo con promesas de eternidad.


Y colorín colorado…

(*) En los tiempo que transcurre este cuento el término niño no se utilizaba. Ëstos eran conocidos como pequeños adultos

Visi... que enseñen las actas de lo que dejaron los señores rojos y firmaron los azules y si es asi que los lapiden ..-

Me lo acabas de confirmar Visi....lo tuyo es demencia senil. Increíble que hayas caído tan bajo. Provocas una enorme tristeza construyendo historias falsas para afectar la honradez de las personas. Sigue así que no llegas ni al escorratel.

Benimerin, es sólo un cuento, una ficción! Relajate y disfruta de los sueños, de la literatura que la vida son dos días!!

Lo que disfruto es de tu cobardía para no poner nombres y apellidos porque sabes que terminarías en un juzgado dando explicaciones. Pero lo tuyo es tirar la piedra y esconder la mano.

Benimerin, nombres de qué y de quienes si es solo un cuento ¿No te gustan los cuentos?

y quién capullos es el benimerín este para ir amenazando con querellas?

El inquisidor del conde azul

Caro cuento 9000 eureles.

muerdago, Por lo que escribe todo ofendido igual es el conde del cuento!!

Lo que disfruto es de tu cobardía para no poner nombres y apellidos porque sabes que terminarías en un juzgado dando explicaciones. Pero lo tuyo es tirar la piedra y esconder la mano.

Tio cansino que eres un tio cansino lleva al juzgado si tienes un par a quién se ha llevado el material.

Visi,usted lo ha dicho,todo lo que a escrito es un cuento ausente de verdad.
Se nota,que lo sobra tiempo,..dediqueselo a sus palomas que estan pasando hambre.

La pena mas grande de todo esto ,es que somos un pueblo de tontos, que nos falta mucho corage para poner a toda esta gente donde se merece.

Y la verguenza, es que a un encima estos que se las dan de listos, se aprobechan de ello.

maestro, cada día, nos demostrais mas vuestra valía, la verguenza es algo que no conoceis, pero no os preocupeis, que el pueblo será tonto, pero no tanto y si no, tiempo al tiempo.

Que co.ones hace la oposición que no denunsia a los del ayiuntamiento por darle casi 10000 euros a los que llevan la guardería? Si an tenido perdidas que apechuguen. sinverguesas unos por dar dinero a los amigos y otros por cayarse

Queda poco tiempo ya, de aqui en meses, Javier Pérez será alcalde de Cox y de Redován, por la redussión de consejales y munisipios.

Ufffffffffffffffffffff lasvisitadoras.

Mejor dicho lasvisitadoras, te viene como anillo al dedo lo del cuento pués tu tienes de eso mucho.

el verdadero cuento que entre unos y otros estamos hundidossssss

cuento?