El día en que José Bono aseguró que se llevaría a Barreda por delante Han sido numerosas las ocasiones en las que Bono y Barreda han presumido de lo bien que ejecutaron el proceso de sucesión y las magníficas relaciones que mantuvieron después de que el primero dejara el Gobierno de Castilla-La Mancha en manos del segundo, sobre todo frente a procesos similares, y con resultados mucho más conflictivos, de otras comunidades, especialmente la valenciana. Es cierto que los dos dirigentes socialistas mantuvieron una buena relación, y pese a los lógicos roces que producen el afán de protagonismo y el reparto de poder, también supieron llevarlo ordenadamente ante la opinión pública. Bono hacía su vida política en Madrid y Barreda en Castilla-La Mancha, aunque el primero nunca perdió de vista la región ni dejó de influir en muchas de las cuestiones políticas que se estaban sustanciando en la Comunidad. La relación era tan llevadera que Barreda incluso permitió que Bono, entonces recién llegado a la Presidencia del Congreso de los Diputados, cerrara el acto institucional del Día de la Región que se celebró en la localidad conquense en Las Pedroñeras, algo ilógico y sin precedentes. Pero en algún momento se rompió el amor, la complicidad y el interés entre la pareja, quizá a raíz de que Bono se viera salpicado por las múltiples denuncias sobre su patrimonio personal y familiar y el hecho de que no saliera nadie en su defensa desde Castilla-La Mancha. A Bono tampoco le ha gustado Barreda como gestor político de la región ni la forma en la que ha dilapidado en siete años el generoso capital electoral y de Gobierno que le dejó en herencia. La relación entre ambos se ha enfriado áun más a raíz del proceso de elección del nuevo secretario federal del PSOE, en el que Bono apostó abiertamente por Rubalcaba y Barreda, menos abiertamente pero con mucho más entusiasmo, por Chacón. Cuentan en el PSOE que tanto Barreda como su mujer, la ex diputada nacional Clementina Díez de Baldeón, no trabajaron tanto en las últimas elecciones autonómicas, en las que se jugaban el gobierno de la región, como lo han hecho los dos meses previos al Congreso nacional del PSOE apoyando a la candidata catalana. Así las cosas, el enfrentamiento más agrio entre Bono y Barreda se produjo el pasado fin de semana durante el Congreso del PSOE castellano-manchego en el que el alcalde toledano Emiliano García-Page fue elegido secretario general. No tuvo fácil el Congreso y aunque, en contra de lo que se ha dicho, nunca peligró el normal desarrollo del cónclave, sí se vivieron momentos de gran tensión y de duras negociaciones a cuenta del estatus de Barreda, que quería a toda costa figurar en un puesto destacado de la Comisión Ejecutiva, cosa a la que se habían negado desde el principio Page, Bono y muchos otros dirigentes con peso en la organización. La cosa fue tan lejos que Bono se vio obligado a cuadrarse y advertir a Barreda que se lo llevaría por delante a toda costa para que dejara de incordiar a los nuevos responsables del partido en la región. Cargos del PSOE han valorado muy positivamente la firme y comprometida actitud de Bono, que renunció a la presidencia regional del PSOE con tal de que tampoco se incluyera a Barreda en la dirección. Si no hubiera sido por Bono, aseguran, la situación habría acabado pero que muy mal. |