Un 'excelentísimo' imputado Al propósito de todo deportista olímpico que se precie, 'Citius, altius, fortius' ('más rápido, más alto, más fuerte') -el lema que estableció en 1896 el barón de Coubertin-, Iñaki Urdangarin podría sumar el de 'listius'. El más listo para los negocios. O no tanto. Porque lo cierto es que el laureado jugador de balonmano, con un historial deportivo al alcance de muy pocos, está pasando sin tránsito a los anales de la Historia menos gloriosa como el primer miembro de la Familia Real imputado por la Justicia. En concreto, el ex deportista aparece implicado en la 'operación Babel', una de las 26 piezas de que consta el sumario del 'caso Palma Arena', donde se investigan presuntos delitos de malversación de caudales públicos, prevaricación, falsedad documental y fraude a la Administración. En la pieza en la que aparecen implicados Urdangarin y su socio, Diego Torres, se investiga el supuesto desvío de fondos públicos de los convenios que el 'Govern' balear, el Ejecutivo valenciano y otras instituciones públicas firmaron con el Instituto Nóos, un organismo supuestamente "sin ánimo de lucro" del que el yerno del Rey fue socio fundador y presidente entre los años 2005 y 2006. El juez instructor, José Castro, ha citado a declarar al duque de Palma el 25 de febrero para que "acredite haber rendido cuentas de la inversión de los fondos recibidos para la ejecución de los referidos convenios y, en caso positivo, que aporte las correspondientes justificaciones". 'Apoderarse de fondos públicos' El fiscal de Baleares atribuye a Urdangarín una actividad encaminada a "apoderarse de fondos públicos" utilizando facturas falsas e infladas y valiéndose de presupuestos, informes y servicios ficticios. Buena parte del dinero público recibido habría terminado en la empresa Aizoon, la promotora inmobiliaria que Urdangarin comparte al 50% con su esposa, la Infanta Cristina. De las arcas públicas de Baleares el Instituto Nóos recibió 2,3 millones de euros. De Valencia logró unos tres millones. El 'pelotazo' alcanzó a otras muchas empresas y organismos, tanto privados como públicos: Aceralia, Telefónica, los clubes de fútbol del Valencia y el Villarreal, la SGAE, la Generalitat de Cataluña, los ayuntamientos de Alcalá de Henares y Mataró... Pero los ingresos no eran el último objetivo de la trama. Se sospecha que Urdangarin y su socio urdieron supuestamente una trama de facturas falsas para evadir impuestos. Y la Fiscalía Anticorrupción acusa directamente al duque de Palma de evasión a paraísos fiscales de Belice y el Reino Unido. Frente al cúmulo de acusaciones, el duque de Palma siempre ha defendido su "honorabilidad e inocencia" y ha asegurado, a través de su abogado, que está deseando ir a declarar. Apartado de la Familia Real Ante tal cúmulo de indicios inculpatorios, y en una decisión inaudita, la Casa del Rey se vio obligada a apartarle por su comportamiento "no ejemplar", lo que implica que no participará en ningún acto oficial de la Familia Real hasta que se aclare su futuro judicial. Pese a ello, la web de la Casa Real sigue considerando al 'Excelentísimo Señor Don Iñaki Urdangarin' miembro de la Familia Real. La página oficial glosa sus hazañas en las canchas, su enlace con la Infanta Cristina el 4 de octubre de 1997, los cuatro hijos habidos de esa unión y el interés con el que, "en los últimos años, ha cultivado por las cuestiones sociales y culturales, amén de las deportivas, intentado establecer caminos de diálogo entre unas y otras". Nada dice de su imputación ni de su separación 'oficial' de la Familia Real. Significativamente, el apartado de la web sobre las actividades del yerno del Rey quedó interrumpido el 12 de octubre de 2011. Ese día, pudo verse a Urdangarin en el palco de autoridades durante la celebración del Día de la Fiesta Nacional. Aquélla fue su última aparición pública en medio de pompas y oropeles. No había transcurrido ni un mes de su presencia en dicho desfile cuando el 'caso Urdangarin' explotó de lleno y su nombre se cubrió de oprobio. Fue el 7 de noviembre de 2011, cuando la Fiscalía Anticorrupción registró la sede del Instituto Nóos en Barcelona, así como otras tres empresas vinculadas a este organismo. También se ordenaron registros en tres domicilios relacionados con el socio de Urdangarin, Diego Torres, y su entorno empresarial. El mismo día del registro en Barcelona, la Policía Judicial recogió de las sedes de la Consejería de Presidencia de la Generalitat Valenciana y de la Ciudad de las Artes y las Ciencias documentación sobre los contratos firmados con el Instituto Nóos. La 'delación' Torres, que hasta ese momento era el único imputado por esta causa, declaró ante la Fiscalía Anticorrupción de Baleares que Urdangarin como presidente "ejecutivo" tomaba las decisiones en el Instituto Nóos. A partir de ese día, Urdangarin no dejó de estar en boca de todos. Su nombre y su presunta implicación en presuntos desvíos de dinero a paraísos fiscales comenzaron a ser habituales en los medios de comunicación de todas las tendencias. Y hasta la prensa del corazón no dudó en abrir sus portadas con el caso. Los últimos meses de 2011 fueron los momentos de mayor repercusión del caso Urdangarin. Pero mucho antes, el diario EL MUNDO había ido informando detalladamente, y casi siempre en solitario, de los negocios poco ejemplares del yerno del Rey. El trasfondo Lo que sí parece claro es que la etiqueta 'familia real' vende mucho. Quizá por eso se entienda cómo ha sido posible que los clientes de Urdangarin pagaran cifras tan desorbitadas por negocios o informes en su mayoría vacuos. La respuesta la dieron, con sinceridad, los presidentes de dos clubes de fútbol, el Villarreal y el Valencia, a los que el duque de Palma 'sacó' miles de euros: porque detrás estaba un miembro de la Familia Real y se sentían obligados a rascarse el bolsillo para no quedar mal. Al presidente del Villarreal, Fernando Roig, el hasta entonces yerno perfecto logró colocarle un estudio de 13 páginas sobre la esponsorización del estadio de El Madrigal por el que el club abonó 696.000 euros "sin que el declarante lo discutiese", según figura en el sumario del caso. Lo hizo, según declaró Roig, "básicamente porque Urdangarin era su presidente". Juan Bautista Soler, por entonces presidente del Valencia, fue mucho más sincero al reconocer que "se sintió obligado" a pagar 30.000 euros al Instituto Nóos pese a admitir que "había algo de tufo" en el asunto y de no tener claro para qué iba a ser empleado una cantidad que no era precisamente calderilla. Las consecuencias El tiempo aclarará si el apartamiento de Urdangarin sirve de cortafuegos para que el incendio causado por el hasta ahora yerno ideal no se traslade a la Familia Real. Si finalmente el duque de Palma es condenado, está por ver en qué posición queda la Infanta Cristina, séptima en la línea de sucesión al Trono. "Ya veremos. Ella tiene otra dimensión en este terreno", dijo enigmático el jefe de la Casa del Rey, Rafael Spottorno, el día que se anunció el apartamiento de Urdangarin |