El próximo año se dibuja con unas cifras entre discretas y pírricas. Un crecimiento de entre el 0,5% y el 1% de la actividad económica. Caída del empleo o tímido repunte de los contratos más precarios. Consumo exiguo con su correpondiente aminoración de los precios (hay quién apunta a deflación). Salarios estancados en el mejor de los casos y a la baja en la mayoría. Y el supuesto motor de la economía, las exportaciones, tocando ya techo. Con este panorama solo una cifra destaca rutilante: la subida de los beneficios empresariales y la bolsa.
Las diferencias entre lo que esperan ingresar las empresas y lo que esperan sus trabajadores que les toque a su bolsillo son abismales. Las diversas casas de análisis que han comenzado a vertir previsiones para invertir en 2014 están eufóricas con España para el próximo ejercicio. Una subida media de la bolsa de entre el 10% y el 20% y unas cosechas de beneficios que borrarán lo más duro de la crisis.
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En sucesivos informes, el banco muestra cómo los beneficios empresariales en España están subiendo a tasas muy superiores a las del resto de los países del euro, por supuesto incluidos Francia y Alemania.
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La mejora de los beneficios de las empresas choca con el presente y el futuro inmediato de los salarios de los trabajadores
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Conclusión. Los beneficios empresariales suben como la espuma mientras que los salarios bajan cada vez más. Alguien se está aprovechando de la crisis para llevárselo calentito.
