¡Déjame dormir mamá Hola paisanicos: Después de saludaros a todos como mandan los cánones, es decir, con todo cariño y registrado, Después de reaprender el afabeto con las clases de los últimos correos, y finalmente después de suponer que habéis pasado unas estupendas fiestas, os pego un poema que ha llegado hasta mi buzón de correos y que refleja en tono de humor, parte de lo que es la política en un determinado sector de los que están llamados a solucionar los problemas que nos invaden en esta sociedad en crisis. No es que sea un poema transcendental, pero si sirve para dibujar una leve sonrisa en tiempo de crisis, pues bueno, ya se sabe: Crisis con sonrisa, son menos crisis. Dice así: DÉJAME DORMIR, MAMÁ Hijo mío, por favor, de tu blando lecho salta. Déjame dormir, mamá, que no hace ninguna falta. Hijo mío, por favor, levántate y desayuna. Déjame dormir, mamá, que no hace falta ninguna. Hijo mío, por favor, que traigo el café con leche. Mamá, deja que en las sábanas un rato más aproveche. Hijo mío, por favor, que España entera se afana. ¡Que no! ¡Que no me levanto porque no me da la gana! Hijo mío, por favor, que el sol está ya en lo alto. Déjame dormir, mamá, no pasa nada si falto. Hijo mío, por favor, que es la hora del almuerzo. Déjame, que levantarme me supone mucho esfuerzo. Hijo mío, por favor, van a llamarte haragán. Déjame, mamá, que nunca me ha importado el qué dirán.. Hijo mío, por favor, ¿y si tu jefe se enfada? Que no, mamá, déjame, que no me va pasar nada. Hijo mío, por favor, que ya has dormido en exceso. Déjame, mamá, que soy diputado del Congreso y si falto a las sesiones ni se advierte ni se nota. Solamente necesito acudir cuando se vota, que los diputados somos ovejitas de un rebaño para votar lo que digan y dormir en el escaño. En serio, mamita mía, yo no sé por qué te inquietas si por ser culiparlante cobro mi sueldo y mis dietas. Lo único que preciso, de verdad, mamá, no insistas, es conseguir otra vez que me pongan en las listas. Hacer la pelota al líder, ser sumiso, ser amable Y aplaudirle, por supuesto, cuando en la tribuna hable. Y es que ser parlamentario fatiga mucho y amuerma. Por eso estoy tan molido. ¡Déjame, mamá, que duerma! Bueno, te dejo, hijo mío. Perdóname, lo lamento. ¡Yo no sabía el estrés que produce el Parlamento! Siento no poderos mencionar el autor, parece que circula por ahí en plan anónimo, así que, tal cual me llegó os lo reenvío. Saludicos para todos. Pedro Higuera. |