Perplejidad Hola a todos. Aunque hace mucho que no escribo en este foro he estado al tanto de los últimos hilos que en él se han colgado y de las opiniones que en ellos se han vertido, con las que he estado de acuerdo con unas más que con otras. En un ratico que tengo me pongo a escribir y contar una situación que he vivido en días pasados y que en un momento me dejó perpleja, de ahí el título que he puesto en este hilo, y que me hace pensar por la situación que actualmente pasa nuestra sociedad. Me encontraba en unos grandes almacenes cuando de repente un niño, de unos 7 u 8 años, empezó a gritar a su madre pidiéndole que le comprara una videoconsola que acababa de ver. La madre le decía que no se la podía comprar y que se la pidiera a Papá Noel, el chiquillo le contestaba que faltaban muchos días y el la quería en ese momento. Los lloros subieron en intensidad acompañados de una pataleta y unos revolcones en el suelo tremendos y entre hipio y hipio a su madre le decía unos vocablos cien veces más grandes que él. La mujer no era capaz de controlar al muchacho, por más que le decía y por más que le deciamos los que alli estábamos aquello iba increscendo. Al final a la pobre mujer le dió como una lipotimia, y hubo que llamar a los servicios de urgencia. Francamente pienso que cuando empezó aquel gori si su madre le hubiera dado un azote se habría acabado todo en un plis, pero los razonamiento que la mujer le hacía terminaron como acabo de contar. A los pocos días tuvimos conocimiento de la sentencia que ha castigado a una madre a un año de alejamiento de su hijo por haberle dado una bofetada, al parecer, despues de una rabieta importante. ¿No se estará confundiendo la velocidad con el tocino?. Por supuesto el maltrato a un niño debe ser castigado con rotundidad pero, ¿un azote a tiempo es maltrato?, ¿donde está el limite?. Los padres ahora tienen miedo, los profesores tienen miedo y la receta que para estos cason se da es: sentido común. ¿Qué sentido común se puede tener cuando el niño está diciendo improperios tremendos, berreando, pataleando y por supuesto los oidos cerrados a cuanto se le pueda decir?, solo ve el fin que persigue, en este caso era una videoconsola y el objetivo que se persigue aumenta en proporción con la edad: más dinero, volver a casa más tarde, fumar y beber cuando antes mejor y nos bombardean con dialogo, dialogo, dialogo, y yo me pregunto ¿con quién ese dialogo? porque veo que solo dialoga una parte la otra ve que la rebelión le lleva a lograr lo que busca. Le doy las gracias a Dios por no tener ya hijos en edas edades y me admiro de los padres que en estos momentos tienen la ardua tarea de la educación, que nunca ha sido fácil pero que en estos momentos es titánica. Yo como casi todos los niños me llevé algún que otro azote y nunca me he sentido maltratada y una vez a mi hija le dí un paragüazo, que aún me duele, porque en una ocasión me puso en una situación límite como la descrita más arriba y ahora nos reímos de aquel episodio. Ni ella se sintió nunca maltratada ni yo me he sentido maltratadora. En fin, ya me he desahogado y espero que esta sociedad en algún momento recupere los valores que nunca se debieron perder y esó sí para los que de verdad maltratan a un niño o a quién sea que caiga todo el peso de la justicia sobre ellos, pero por Dios QUE NO SE MIDA A TODO EL MUNDO POR EL MISMO RASERO. Saludos para todos y perdón por el rollo.
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