Góntar - Albacete

Un ciervo acudió a un embalse a saciar su sed. Después de beber, contemplaba orgulloso su hermosa cornamenta, pero se sentía descontento de sus finas piernas.

Ensimismado con sus pensamientos, apareció un león. Echó a correr y mientras el terreno fue despejado, su vida no peligraba; pero al entrar en el bosque su cornamenta quedó se enganchada en unas ramas. No pudiendo escapar, fue atrapado por el león.

Antes de morir, exclamó ¡Desdichado! Mis piernas, que yo creía me traicionaban, eran las que me salvaban, y mis cuernos, donde yo tenía toda mi confianza, son los que me han matado.

Muchas veces, a quienes creemos más indiferentes e insignificantes, son los que realmente nos tienden su mano y nos ayudan, mientras que los que nos adulan, no aparecen.