Casas-Ibáñez - Albacete

La política más eficaz del nacionalismo se centra en la lengua. En estos días nos encontramos ante una nueva etapa en la conformación de las pretensiones nacionalistas en Cataluña, en el País Vasco y en Galicia, que están utilizando la imposición lingüística como vehículo no sólo de transmisión de identidades culturales, sino también de proyectos políticos que incluyen concepciones éticas orientadas desde el poder. La imposición de una lengua y la eliminación de la posibilidad de elegir el español en la educación, es uno de los síntomas más evidentes de la inclinación totalitaria que está implícita en algunas de las propuestas de política lingüística en las Comunidades gobernadas por el nacionalismo.

El paso adelante que algunos gobiernos nacionalistas están dando, con la anuencia y el apoyo del PSOE en varias Comunidades autónomas, es una muestra más del acoso y derribo a la Constitución de 1978, que en su artículo 3 propugna el derecho de todos a utilizar el español como lengua oficial del Estado. La pretensión de expulsar al español de la vida ordinaria en las calles, de la educación y del comercio, para recluirlo en la intimidad de la vida privada, conduce a la negación de la libertad lingüística, que es una dimensión de la libertad de pensamiento. Por eso la política lingüística del nacionalismo es una pieza esencial en su intento de tergiversar la historia y de dominar el presente.

Mio_Cid

Detras de tu lenguaje grandilocuente no se esconden mas que mentiras, medias verdades y opiniones muy, muy conservadoras.
Es mentira, primero, que esten eliminando la posibilidad de elegir el español (supongo que te refieres al castellano) en la educación. Tergiversas interesadamente la realidad AL CONVERTIR LA EXCEPCION EN REGLA y si es cierto que en algún momento y en algun sitio se ha intentado algo parecido tu lo conviertes en algo generalizado y con eso lo unico que consigues es crear odios, rencores y enemistades donde no las había.
Mentira es tambien que se este intentando acosar y derribar la constitucion de 1978 y menos aun con la anuencia y apoyo del PSOE.
La mejor forma de luchar contra el nacionalismo y contra los nacionalistas no es la de intoxicar, tergiversar y crispar sino demostrar dia a dia que hay otras soluciones mejores que el egoismo y el fanatismo del que cada dos por tres hacen gala.
Enfrentar un fanatismo a otro fanatismo es lo peor que puede pasar y no conduce mas que al desastre.
Hay que intentar comprender, ponernos en el lugar del otro, razonar e intentar llegar a acuerdos. Mintiendo y cerrandonos en banda estaremos recorriendo exactamente el camino contrario.