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El hombre como modelo en la educación de los animales

El hombre del mundo, con su adherencia al mundo material, cree que su manera de medir las cosas es la correcta. Pero si mira este mundo y observa con ojos despiertos los reinos de la naturaleza profanados, tendrá que reconocer que aquello que ocurre en el mundo y en la naturaleza es el reflejo de su actitud, de cómo él aplica su medida en todo. En sus obras, en los frutos, se reconoce el autor.
Lo que el hombre siembre, cosechará. Esto es válido tanto en lo pequeño como en lo grande. Esto es válido para los hombres y para el prójimo animal. Lo que el hermano mayor puede permitirse, también puede permitírselo el hermano pequeño, el prójimo animal, porque el hombre transfiere su norma de medida a los animales, plantas y minerales, a los reinos de la naturaleza. Por eso sirve de poco cuando el hombre por ejemplo trata de inducir a su prójimo animal a que sea bueno y soberano con las personas, a que no haga daño, ni muerda ni ahuyente a ladridos a sus hermanos caninos. Siendo el hombre un buen ejemplo de dar arañazos, ladridos y mordiscos, el prójimo animal ni se volverá bueno ni soberano.
Con la comida es similar. Si el hombre no ha aprendido a alimentarse, el prójimo animal también devorará. Si el hombre consume mucha carne, el prójimo animal también deseará una cantidad correspondiente de carne. Si el hombre no sabe controlarse y ennoblecerse, tampoco podrá controlar ni ennoblecer al prójimo animal.
Ahora doy los siguientes consejos a los hermanos humanos que tienen animales y conviven con ellos.
En la pubertad de los animales no es aconsejable la carne cruda como alimento principal. De vez en cuando un pedacito pequeño no hace daño, porque tampoco en el prójimo animal, que naturalmente ha sido programado correspondientemente por el hombre, debería obrarse con fanatismo.
Básicamente habría que decir que las sustancias de la carne cruda actúan sobre las hormonas excitadas por la pubertad y provocan en el prójimo animal una sobreexcitación.
Por ello antes de querer educar a hombres o animales deberá considerarse en todo la propia medida, es decir como cada uno piensa, habla y actúa, lo que son sus obras.
Del Libro: "Tú el animal. Tú el hombre. ¿Quién tiene valores más elevados?".
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