San Mateo de Gállego - Zaragoza

El juez dice que las palabras "no pueden desligarse del contexto" de la pelea. El denunciante recurre el fallo y aporta mensajes en los que ella le insulta.

El magistrado del Juzgado de Instrucción número 12 de Zaragoza ha absuelto a una mujer de la falta de injurias que le imputaba su exmarido por haberle llamado "cochino", "guarro" y "pordiosero". El juez concluye que no puede "entenderse que se tratara de expresiones por las que el denunciante viera afectado su fama, crédito o dignidad", ya que "no pueden desligarse del contexto" en el que la mujer las pronunció: una discusión sobre el estado en el que le devolvía la ropa interior de la hija que tienen en común al terminar los fines de semana en los que la custodia le tocaba al hombre.

El marido ha recurrido la sentencia ante la Audiencia Provincial de Zaragoza, a la que le aporta algunos mensajes de su exesposa recibidos a través de internet en los que esta insiste: "Atención, cochino, guarro y pordiosero... Cero euros, ja, ja, ja. Si es que son epítetos calificativos adecuados dentro de un contexto".


DISCUSIÓN La sentencia declara probado que, a mediados de octubre, cuando el exmarido se dirigió a casa de su exesposa para devolver a los niños, entablaron una discusión. Ella, que "estaba molesta porque entendía que había problemas con la ropa interior de la niña", le dijo cuando él se marchaba "que era un guarro y un pordiosero y que la ropa se lavaba".

El hombre, que estaba "grabando la conversación sin que ella lo supiera" --lo hacía habitualmente "como una forma de garantizar los actos de entrega de los niños", recoge la resolución--, le preguntó qué le había llamado, contestando ella "por dos veces: cochino".

El magistrado, que señala que "no se aprecia vulneración alguna del derecho a la intimidad por la aportación de la mencionada grabación", destaca que, tras llamarle "guarro" y "pordiosero", el denunciante "vuelve sobre sus pasos y pregunta qué es lo que le había llamado, ella dice que cochino y le pregunta si lo quiere más claro y vuelve a llamarlo cochino".

La sentencia considera "evidente" que en el encuentro entre los excónyuges "podrían decirse cosas que consideraba interesante poder reproducir con posterioridad", aunque anota que "es cierto que no es el denunciante quien ofrece un motivo de discusión". "Se trata de manifestaciones espontáneas" de la mujer, indica la sentencia, que añade que "si bien es cierto que las expresiones guarro y pordiosero tienen una evidente carga peyorativa, no pueden desligarse del contexto en el que se profirieron: una discusión entre los exesposos" por algo en lo que "existe un completo desacuerdo entre ellos".

El juez señala que fue el exesposo "quien de forma innecesaria incentivó y de alguna manera animó a que la denunciada le dedicara ese calificativo, por lo que no puede pretender ahora ver vulnerada su fama, crédito o dignidad". "Colaboró de una forma importante en esa forma de terminar la discusión", añade.

Es una pena que se saturen los juzgados con estas tonterías, pero no me negaréis que tiene gracia la cosa.