Quintanilla de Onésimo - Valladolid

Alcaldes que se rien de las sentencias judiciales (y aquí no pasa nada).

Todo el mundo lo sabe: si usted está en la calle, sin casa, pidiendo para comer o para pagarse esta noche una pensión, es porque quiere. Vamos, que lo hace por vicio.

Y por eso el señor alcalde de Valladolid, Javier León de la Riva, aprobó una ordenanza anti vandalismo que, entre otras cosas, prohibía la mendicidad. Señores pobres, parecía decirles, váyanse a su casa, y si no la tienen, salgan de nuestras calles vallisoletanas; váyanse a donde les plazca pero fuera de nuestra ciudad, porque si les encontramos por las aceras de Valladolid les vamos a multar con hasta 1.500 euros. Que sabemos que tienen dinero de sobra para pagar ese pedazo multa, hombre, aunque vivan en la calle.

Pues zas en toda la boca.

Porque el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ha anulado de forma parcial esa ordenanza. Según publica El día de Valladolid, la sentencia de la sala de lo Contencioso-Administ​rativo considera que esa ordenanza del señor alcalde tiene aspectos inconstitucionales y radicalmente nulos. Por ejemplo, anula la prohibición de mendigar en la calle, porque vulnera el derecho a la libertad de las personas.

Ante un texto tan contundente, el señor alcalde, haciendo gala de su respeto por la justicia (perdonad, pero me atraganto) ha dicho hoy, textualmente, que "algunas sentencias me producen jocosidad".

O sea, que el señor alcalde vallisoletano se ríe de la justicia. Es decir, que un cargo público insinúa "presuntamente" que la justicia se la suda (o se la sopla, o se la pasa por el forro... como ustedes quieran).

Así nos va.

Por cierto, recuerden que este personaje lleva ya unas cuantas. Fue el mismo que dijo que "en otros países la corrupción la resuelven con un tiro", o que, recién elegida Leire Pajín como ministra de Sanidad, la describió como "una chica que va a repartir condones a diestro y siniestro por donde quiera que vaya y que va a ser la alegría de la huerta", y que "cada vez que la [sic] veo la cara y esos morritos pienso lo mismo, pero no lo voy a contar aquí".

Pero, recuerden, es un cargo elegido democráticamente. En las elecciones municipales de 2011 le votaron 85.000 personas, justo el cincuenta por ciento de los que acudieron a las urnas, casi el doble de los que votaron al segundo partido, el PSOE (45.525 votos, 27%) y muy lejos de lo que recibió Izquierda Unida (17.727 votos, 10,51%).

Así que, insisto, si está allí es porque la mitad de los hombres y mujeres de Valladolid le han votado. Un respeto, pues.