Tavernes de la Valldigna - Valencia

Un cura valenciano abronca en plena misa a un alcalde catalanista por gastarse el dinero de los parados en espectáculos blásfemos

El párroco de la iglesia de Sant Pere de Tavernes de la Valldigna (Valencia), José Vicente Calza, se desahogó el sábado por la tarde, en plena misa del Cristo del Calvario. Arremetió contra el alcalde nacionalista, Jordi Juan, por haber contratado para las fiestas por 3.500 euros al artista Xavi Castillo, conocido por su punto transgresor y polémico. «Señor alcalde, con el dinero que ha costado Castillo, podría haber alimentado a muchas familias que lo están pasando mal en Tavernes», aseveró.

El humorista actuó el miércoles en una abarrotada Plaça Major y, para no perder la tradición, se enzarzó con Francesc Camps, Rita Barberá y con los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI. Pero tal vez lo que más dolió al cura fue que acusara a los cristianos de ser «pijos» y que se riera de Juan Pablo II por su delicado estado de salud en los últimos años de vida.

Si Castillo se metió con la Iglesia con formas de dudoso gusto, el religioso no se quedó de brazos cruzados y no dudó un instante en defender a su parroquia en la misa solemne que cerraba las fiestas valleras. El sacerdote, en la eucaristía previa a la procesión de la Pujà del Santíssim Crist de la Sang, dio un tirón de orejas al gobierno por traer a este monologuista.

El templo estaba lleno. En él estaban presentes los feligreses y parte de las autoridades locales. Lo que sucedió en la misa fue un reflejo de lo que se había hablado por las calles de Tavernes sobre la conveniencia de contratar o no un espectáculo tan irreverente con los círculos políticos del PP y con los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI.

A la salida de la misa, los feligreses formaron diferentes corrillos en los que no se hablaba de otra cosa que de la bronca del cura al alcalde. Había opiniones distintas. Unos apelaban al arte y consideraban que el púlpito no era el lugar para amonestar al gobierno local. Otros eran partidarios de que la Iglesia se defendiera y criticara un espectáculo que atacaba a los creyentes, argumentando que para contratar esos shows, mejor es dar de comer a los pobres. Y otros hablaban de que tenía que haberle «pedido audiencia al alcalde».

Ante esta situación, Jordi Juan fue conciliador. «El sacerdote ha querido buscar un choque frontal con el Ayuntamiento y no lo entendemos, ya que tenemos dos convenios con cada una de las parroquias, más el de Cáritas». Además, según prosiguió, el Consistorio pone al servicio de la iglesia los medios necesarios para lo que precisa. «Tampoco puedo entender cómo me invita a una eucaristía y aprovecha para atacarme. No comprendo el enfrentamiento que se busca, la actitud del Ayuntamiento con la Iglesia es impecable y así queremos que siga». Juan concluyó que durante la procesión fueron muchos los fieles que se acercaron para manifestarle su apoyo.

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Pues te rao el retor que collons, pa que cobre un amiguet catalanista apestos que seu emporten els del poble. De fora vindran i de casa mos tiraran. Afer la ma a votar a España2000 i tots estos vividors al paro i els rumanosmoroslituanosguacamayos a fer la ma.