Cursos y limosna Este país tan adicto a las burbujas económicas, en los últimos tiempos que corren está decidido a inflar la de la formación para desempleados a un ritmo igual o superior al crecimiento del paro. Con el fin supongo de ganar tiempo, para que cuando la mayoría de desocupados estén en una situación de desengaño parecida a la mía, hayan hecho ya acopio del suficiente material antidisturbios, así como de los mercenarios para su empleo contra los que algún día dejarán de querer ser saciados con limosnas y entretenidos con formación escasamente valorada. Yo ya he llegado a ese día de mañana. Ese día en el que uno se da cuenta de que los administradores de los recursos públicos tratan de mantener a los que formamos parte de esa tasa natural de desempleo creciente, en una etapa de formación indefinida, haciéndonos invertir sin remordimiento alguno, miles de preciadas horas de nuestras vidas a cambio de promesas infladas con el humo de sus argumentaciones vacías. Esta sangría que hacen con nuestro tiempo a ellos no les duele lo más mínimo, porque no somos más que un registro en sus ordenadores. Y los que hemos despertado y están por despertar, somos y serán aquellos a los que nuestras vidas todavía nos importe tanto como para hacerles ver a estos cínicos administradores de buenos modales pero pésimo trato, que no estamos dispuestos a seguirles su juego de “cada vez menos para todos y más para unos pocos”. Y que las horas perdidas haciendo cola en sus oficinas de desempleo y en sus aulas formándonos para nada, serán el motor de la rabia que impulse la avalancha que pasará por encima de sus mercenarios antidisturbios hasta llegar a derribarlos a ellos también. |