Noblejas - Toledo

Menuda bronca le cayó ayer a Rajoy en la Moncloa. Su mujer le cantó las cuarenta. Parecía Joaquín Luqui. Pues no va el tío y dice públicamente que “en esta vida nada es para siempre”. Hombre, Mariano, eso no se dice en privado pero mucho menos en público. Ayer el presidente que primero dijo digo y después dijo impuestos, declaró que ya los ha subido suficientemente pero que “en esta vida nada es para siempre”. Eso es llamar al pan pan y al vino vino. Ahora su mujer no sabe si la quiere suficientemente ni si la querrá para siempre. Y sobre todo, tiene miedo de que su marido le vuelva a subir los impuestos, como todos nosotros. Ahora cuando le bese no podrá dejar de pensar: “sí, me besa pero me va a subir los impuestos, el Judas Iscariote”. Como castigo, esta mañana Mariano ha tenido que hacerse la cama él solito. Cuando le ha preguntado a su mujer por qué no lo hacía ella como de costumbre, le ha contestado que “en esta vida nada es para siempre”.

Pero hay que reconocerlo: Rajoy ha dado en el clavo. En esta vida nada es para siempre, excepto los funcionarios y pronto, ni eso. En España lo vemos cada día: el trabajo y la vivienda y la sanidad y la educación públicas, duran menos que una bandera republicana a la puerta de Génova. Por eso, por primera vez desde que se tienen datos al respecto, se ha ido de España más gente de la que ha venido. Lamentablemente, parece que este país tampoco es para siempre. Eso han pensado 507.740 personas, 62.611 españolas que se han marchado en busca de un futuro mejor. O sea, de un futuro, a secas… porque aquí para que te traten bien unos y otros, el único futuro es morirte como Fraga.

Tampoco la amistad es para siempre. Que se lo digan a Camps, que ayer escuchó como su “amiguito del alma” al que quería un huevo, o sea, El Bigotes, por la espalda le llamaba “hijouta que va de sobrao por la vida” y decía que tenía “un equipo de mielda”. Cuando Paco le pregunte al Bigotes que fue de aquel tiempo en el que arrobado le decía “que te sigo queriendo mucho, contarás por muchos años con mi lealtad”, su ex amiguito del alma le dirá que “en esta vida nada es para siempre”, como dice Rajoy. Ni siquiera es para siempre la justicia que sienta en el mismo banquillo en el que se juzgó a los amiguitos del alma corruptos al juez que les investigaba. La justicia no es para siempre porque no se puede querer juzgar los crímenes del franquismo sin que te juzguen a ti por ello. La justicia es igual para todos, se dirá. Ya, pero esta justicia huele sospechosamente a política y los crímenes no son comparables: una cosa son faltas de procedimiento de un juez y otra muy distinta un genocidio o un robo generalizado.

Por eso creo que nuestro presidente se equivoca en una cosita. En España, nada es para siempre menos la corrupción, el politiqueo, el chantaje, el tráfico de influencias, la indecencia, la injusticia, el robo, los mercados y la mala política. Y también el voto cautivo, la telebasura, el nepotismo y las pensiones de los diputados y senadores. Es como el sketch de la vida de Brian pero al revés: ¿qué han hecho de malo por nosotros? Nada. Bueno sí, robarnos. Y mentirnos. Y timarnos. Y vendernos. Ya pero además e robarnos, mentirnos, timarnos y vendernos, qué han hecho de malo por nosotros: maltratarnos, ahogarnos, decepcionarnos, pegarnos, humillarnos y reírse de nosotros.

Menos mal que en esta vida, los cargos públicos no son para siempre.

https://log.rtve.es/carnecruda/2012/01/nada-es-para-siempre.html