A una madre. QUÉ ES UNA MADRE? Mi madre me dio la vida: mi madre arrulló mis sueños cuando en mi infancia querida soñaba el alma dormida con horizontes risueños. Alzóme su amor altares, sembró mi vida de flores y un templo fueron mis lares al rumor de sus cantares y al calor de sus amores. ¡Cómo poderlo olvidar si ella me enseñó a marchar por la senda del deber, y ella me enseñó a rezar, y ella me enseñó a creer! ¡Qué dulzura tan ardiente, me daba su labio amante, cuando besaba mi frente con ese amor delirante que sólo una madre siente! Ella me supo infundir esta santa fe crisitiana que me ha ayudado a vivir, y ha de ser quizá mañana la que me enseñe a morir. Sus labios me la enseñaron y en mi mente la infundieron, sus virtudes la cantaron, sus ejemplos me la dieron, sus besos me la grabaron. ¡Aunque sólo le debiera esta fe que me infundió, diérale mi vida entera, y aun pagarle no pudiera el tesoro que me dio! ¡Cuántas lágrimas me evita, cuántos dolores me calma, cuántos pesares me quita la fe querida y bendita que infundieran en mi alma! Del mundo en el ancho mar bogando tras el saber, es muy fácil naufragar y es muy difícil vencer queriendo sin fe luchar; Acaso tú no comprendas lo que diciéndote estoy de estas mis luchas tremendas... Mas, si no lo entiendes hoy, mañana quizá lo entiendas. Siempre, siempre que he invocado de esa fe la santa ayuda, con más valor he luchado y mi espíritu ha triunfado en sus luchas con la duda. ¿Y a quién debo tal victoria sino a mi madre querida, que en el alma y la memoria dejóme esta fe esculpida como un título de gloria? ¿Y a quién, si a tu madre no, vas a deber tú mañana, cual debo a mi madre yo esta santa fe cristiana que en el alma me infundió? ¡Bendito el ser que en mi mente consiguió grabarla un día con besos de amor ardiente cuyo calor todavía me está abrasando la frente! ¡Cuántas noches de desvelo, cuánta lágrima vertida, cuánto incierto desconsuelo costé a la madre querida que en mí cifraba su anhelo! ¡Cuántas tristes aflicciones, cuántas hondas emociones, su corazón sufriría! ¡Cuántas dulces oraciones junto a mi cama alzaría! ¡Cuándo podré concebir dolor tan hondo y tan fuerte como ella debió sentir, viéndome a mí combatir entre la vida y la muerte! Di: ¿tu mente ha concebido lo que ella sufrió por mí? ¡Pues ya tienes comprendido lo mucho que habrá sufrido tu amante madre por ti! ¡Ámala, pues! Y si eres un hijo bueno que quieres su amor, en parte, pagar, cumple todos los deberes que ahora te voy a enseñar. J.M.Gabriel y Galán |