a una prostituta rusa que cocinaba los domingos Cubre tu sexo con delantal de novia y escondes tus sentimientos bajo el pan mientras escuchas a Bob Dylan. Por primera vez veo el sol, perfilando el vello de tus brazos y la risa ha anidado en tu boca como un canario. Sobre el mantel tus veranos tus escasos cumpleaños el nombre de tu madre. La ventana abierta atrae suavemente tu pelo cubriéndote de fotos amarillas con orquídeas. La flor que estalló el cristal se te metió en el pecho. Cuando Bob Dylan y tus ojos callen la tarde volvera otra vez a ser un limón negro podrido de tristeza.
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