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Cañizar del Olivar - Teruel

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España > Teruel > Cañizar del Olivar
10-07-09 21:41 #2684416
Por:"trucho

tu perro me a vuelto a ladrar .....atalo corto
LA ESPERANZA CRISTIANA EN LA EPÍSTOLA A LOS COLOSENSES
Gibert A. - (Messager Évangélique, 197Chulillo
En esta epístola, el creyente es considerado como un ser que camina en la tierra hacia la gloria del cielo. El apóstol Pedro considera en esa misma condición a los creyentes hebreos a los que les escribe, pero éstos debían desplazar su mirada de la esperanza terrenal judía para fijarla en la esperanza celestial, mientras que los colosenses, como todos los creyentes tomados de los gentiles, hasta ese momento no tenían ninguna esperanza y estaban “sin Dios en el mundo” (Efesios 2:12).

1. La esperanza guardada en los cielos

El apóstol Pablo, feliz de dar gracias por la fe en Cristo Jesús que manifestaban los creyentes de Colosas y por el amor que éstos tenían a todos los santos, experimentaba la necesidad de orar muy especialmente por ellos a causa de la esperanza que les estaba guardada en los cielos (Colosenses 1:3-5).

Ellos eran aptos —y también nosotros— para participar de las gloriosas bendiciones que nos esperan en lo alto, hechos “aptos para participar de la herencia de los santos en luz”, pero la esperanza nos está guardada en los cielos, así como en 1.ª Pedro 1:4 la herencia está “reservada en los cielos” para nosotros. Pero Pablo tenía motivos para temer que estos creyentes se desviasen de la esperanza celestial y se volviesen cristianos terrenales, es decir, poseedores de una religión terrenal que intenta mezclar la “palabra verdadera del evangelio” con los “rudimentos del mundo”, filosofías, supersticiones u ordenanzas legalistas. Por no profundizar en la esperanza celestial de la que habían oído, corrían el riesgo de perder, a la vez, el gozo de esta esperanza (Romanos 12:12) y su carácter de extranjeros. Y nosotros, ¡cuán pronto hemos dejado de mirar a lo alto!


Desgraciadamente, no es infrecuente escuchar algo como lo siguiente: «¿Quién puede saber exactamente lo que habrá en el cielo? Ya que nuestra esperanza está reservada allí, ¿para qué preocuparnos por ello? ¡Más bien trabajemos para mejorar nuestra morada presente, es decir, la tierra!» Éste no es el lenguaje de la incredulidad abierta, que dice: “Comamos y bebamos”. Sin embargo, el mal se presenta de manera más sutil, pues expresarse de ese modo ¿no significa rebajar, por real incredulidad, la gloria de la esperanza reservada en los cielos, tal como los cristianos hebreos estaban inclinados a hacerlo con la “esperanza puesta delante”, aunque tenían como advertencia el ejemplo de sus padres que despreciaron la tierra deseable (Hebreos 3:13, 19)? Consecuentemente los deseos de la carne y las seducciones del mundo toman ventaja. Y aún más, aquel lenguaje significa ignorar que la esperanza cristiana constituye una sola cosa con Cristo mismo (1.ª Timoteo 1:1).


Muy pronto Él va a ser manifestado en gloria. ¿No tenemos el privilegio de dar testimonio del Señor, como seres que lo esperan y que serán manifestados en gloria con Él, como también de que actualmente nuestra vida está “escondida en Dios”? El inspirado apóstol, pues, hace resaltar ante estos creyentes —y ante nosotros— el infinito valor de esta Persona. Después de haber insistido sobre la necesidad de mantener un andar “digno del Señor, agradándole en todo”, les habla de Él para que sus mentes y corazones sean formados en vista de tal andar y hacia tal objeto.


2. La esperanza del evangelio

Luego sigue el incomparable despliegue de los títulos y de la supremacía de Aquel en quien agradó habitar toda plenitud y quien debe ocupar el primer lugar en todas las cosas (Colosenses 1:13-20). La fe es impulsada a extraer esos tesoros escondidos de la sabiduría y del conocimiento, y los creyentes son exhortados a permanecer “fundados y firmes en la fe”, mientras esperan ser presentados delante de Él, santos, sin mancha e irreprensibles, en virtud de la obra hecha en la cruz. ¡Que no se dejen desviar de la esperanza inseparable de tal fe (Hebreos 11:1)! Eso sería perder el beneficio del evangelio, pues la fe es la esperanza del evangelio, pertenece al evangelio, es incorporada a este evangelio que han creído y que es, como para los efesios, la palabra de verdad, el evangelio de nuestra salvación (Efesios 1:13).

Los colosenses habían sido convertidos por esta buena nueva y, reconciliados “en Su cuerpo de carne, por medio de la muerte”, el evangelio de su salvación les daba la esperanza de estar en los cielos con Cristo muerto y resucitado por ellos. La salvación será completa sólo cuando, en la venida del Señor, esta esperanza sea cambiada en vista mediante la redención de nuestros cuerpos. Tenemos la plena seguridad de estar ya reconciliados, y de que lo estamos por la eternidad; pero nuestros cuerpos aún son mortales, por lo cual está escrito “en esperanza fuimos salvos” (Romanos 8:24). Sin duda el nuevo nacimiento es el hecho fundamental, pero inicial; es el punto de partida de la nueva vida que se encamina hacia el porvenir glorioso.

Nunca podríamos repetir suficientemente que no existe testimonio sin la aplicación de lo siguiente a nuestra vida práctica: el creyente será realmente un extranjero en la tierra, en relación directamente proporcional al lugar que conceda en su vida cotidiana a la esperanza bienaventurada. Negarla, o simplemente dejarla debilitar en el alma, en lugar de retener “firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza” (Hebreos 3:6, 14; 6:11; 10:23), significa hacer infecundo el terreno sobre el cual el evangelio ha sido sembrado e impedir que este evangelio lleve fruto y crezca (Colosenses 1:6).

3. Cristo en vosotros la esperanza de gloria

Pero esta vida nueva es la vida misma de Aquel que es el objeto de la esperanza, es decir, Cristo glorificado después de haber sido vivificado, habiendo estado “muerto en la carne” (1.ª Pedro 3:1Chulillo. La epístola a los Efesios, dirigida a creyentes a quienes se los ve sentados en los lugares celestiales con (lit. en) Cristo, les habla del Espíritu de la promesa, arras de la herencia, un goce anticipado de sus bendiciones espirituales en los lugares celestiales.

Los colosenses, que caminaban en la tierra mirando hacia el cielo, recibieron del apóstol estas palabras: “Cristo en vosotros, la esperanza de gloria” (1:27). La gloria aún no está allí, aún no se ha manifestado ante la vista de los habitantes de la tierra, pero Él está allí. El mismo que en el cielo está sentado a la diestra de Dios y establecido como Cabeza sobre todas las cosas, está allí, en los suyos y entre los suyos, con su presencia invisible pero activa. Solemne privilegio para nosotros los gentiles, que estábamos excluidos de la bendición prometida a Abraham por el Dios de gloria, y que ahora tenemos acceso a bendiciones mucho más gloriosas, que están cerradas a la descendencia carnal de Abraham; éste es el “misterio” lleno de gloria mencionado en el versículo 27. La gloria misma está aún por venir, ella resplandecerá cuando seamos manifestados con Cristo; hasta ese momento se encuentra en estado de esperanza, así como la salvación.

Pero tal esperanza no está inerte; es una esperanza viva (1.ª Pedro 1:3); más que esto, ella forma un todo con Cristo, y Cristo mismo viene a vivir en los suyos. La esperanza está “en vosotros”, leemos aún en la epístola de Pedro (3:15), pero Pablo la hace trascender: esta esperanza en vosotros ¡es Cristo! ¿Se podría concebir algo más precioso para otorgárselo a pobres peregrinos? Éstos no poseen nada en sí mismos, sólo tienen miembros que deben mortificar (Colosenses 3:5); pero, muertos con Cristo (2:20) y resucitados con él (3:1), están “completos en él” (2:10) y en él poseen todas las cosas.

Frente a estas cosas, ¡con qué dignidad somos llamados a caminar en este mundo, manifestando en nuestro cuerpo la vida de Cristo, “Cristo en nosotros, la esperanza de gloria”! Tal es la responsabilidad que tenemos nosotros, sobre quienes Su nombre es invocado: cuanto más llevemos en nuestro cuerpo la muerte de Jesús, tanto más será manifiesta su vida en nosotros, en nuestra carne mortal (2.ª Corintios 4:10-11), como lo fue para Pablo. Cuando se lleva a cabo la mortificación de la carne, se obtiene como resultado el gozo y las acciones de gracias del nuevo hombre (Colosenses 3:16-17).


¡Oh, no nos dejemos desviar de la esperanza que está guardada en los cielos, donde Cristo se halla sentado a la diestra de Dios, que fue revelada en el evangelio de la gloria de Cristo que es la imagen de Dios (2-ª Corintios 4:4) y que está viva en nosotros por Cristo, la esperanza de gloria!



Puntos:
26-07-09 22:04 #2796725 -> 2684416
Por:No Registrado
RE: tu perro me a vuelto a ladrar .....atalo corto
TOMA ESTE PEASODECUERDA QUETEN GO EN LAMANO Y ATALO SITATREBES

SALAM MELECUM MALECUM SALAM
Puntos:
19-08-09 16:11 #2980610 -> 2796725
Por:No Registrado
RE: tu perro me a vuelto a ladrar .....atalo corto
abcdf, a ti si que se te la pinza ....mira que llamarse autollamarse CALIFA estas para que te encierren ... LA CUERDA LA TENGO YO ALREDEDOR DE TUS HUEVOS ... ESPERA Y VERAS TARADO
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Tema (Autor) Ultimo Mensaje Resp
cada vez que tu perro me ladre , te hare una dedicatoria Por: "trucho 10-07-09 21:33
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DEBES INPLICARTE Y CORTAR CORTO A QUIEN TU YA SABE Por: "trucho 10-07-09 21:19
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"trucho
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