Bello - Teruel

Aún me acuerdo de aquéllos dos grandes artilugios que los monaguillos con mucho brío, recorrían las calles del pueblo para Semana Santa, anunciando los "Santos Oficios" de antes. Eran dos aquéllos grandes matracones, que parece ser hubiera hecho el tío Manuel, el aquél buen sacristán, que antes, fué carpintero, y de los buenos. También había alguna matraca, más pequeña. No había carracas o carraclas en la iglesia, aunque sí los chicos en pareticular. El tío Manuel, Aquél buen sacristán, era un buen sacristán. Una buena persona. Por Semana Santa, me acuerdo especialmente de él, porque era cuando más y más se dejaba ver en sus misiones de iglesia. Aún lo recuerdo encendiendo y apagando velas con aquélla caña larga, y un capuchón metálico en un extremo. Y qué bin manejaba el incensario. Hasta las campanas sonaban con él de otra manera. Imponía muchos respetos. Se enfadaba cuando él así lo creía conveniente, pero jamás que yo sepa, levantaría la mano a nadie, y lo digo, especialmente, por los chicos de antes, que tanto le hacíamos rabiar. De mayor, los sacristanes del Pilar, me recuerdan al tío Manuel. El, siempre será nuestro buen sacristán.