Mariano Marx y la cena con Esperanzita - ¡Caramba, Mariano!, ¿Qué tal? - Vd. me había invitado a cenar a las siete, son las ocho y estamos sin cenar. - ¿Cómo que no? Yo acabo de zamparme la mejor comilona de mi vida y Vd. dándome la espalda. Cuando yo invito a una mujer lo menos que puedo pedir es que mire mi barba, es el precio que tiene que pagar, mi buena mujer. - Yo no soy su buena mujer. - No diga eso, yo la adoro. - ¿Y para demostrarme su amor viene aquí a cenar con otra mujer? - ¿Esa mujer? Estaba con ella justamente porque me recuerda a Vd. y por eso estoy cenando ahora con Vd; Vd. me recuerda a Vd. Sus ojos, su garganta, sus labios, todo me recuerda a Vd. excepto Vd. Creo que está bien claro, aunque que me ahorquen si lo entiendo. ¿Me sigue Vd.? - Sí... - Pues deje de hacerlo o llamaré al partido. |