Vinebre - Tarragona

Seis socialistas, cómplices de la estocada a la Fiesta

09:09 (29-07-2010) | 256

CiU, con libertad de voto, artífice del veto a las corridas. El PP propondrá una ley en el Congreso para anular la supresión.

Julia Urgel. Barcelona

Los antiespañoles vencieron ayer en Cataluña y la Monumental de Barcelona no volverá a abrir sus puertas jamás, a partir del 1 de enero de 2012. El Parlamento catalán aprobó la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) para prohibir las corridas de toros en Cataluña, ante la máxima expectación.

El veto a las corridas ganó con mayoría absoluta, con 68 votos a favor, 55 en contra de la ILP y nueve abstenciones. Un resultado que ni el más optimista de los independentistas hubiera previsto. Algo tuvo que ver la libertad de voto que los dirigentes de CiU y el PSC habían otorgado a sus diputados, una decisión que nunca antes se había tomado.

De esta manera, la ILP propuesta por la plataforma Prou! –¡Basta! en catalán– se aprobó por la suma de tres votos del PSC, 32 de CiU, 21 de ERC y 12 de ICV. En contra, los 14 diputados del PP y tres del Grupo Mixto que junto con los 31 diputados del PSC y los siete de CiU no lograron velar por la continuidad de la Fiesta. Fue una votación concurrida, acudieron al Parlamento todos los diputados del hemiciclo, salvo uno, de CiU y José Montilla que se hizo esperar... Pero llegó a la votación para dar su apoyo a las corridas. “He votado en contra de la ILP porque creo en la libertad y hubiese preferido que no hubiese sido una imposición legal”, dijo Montilla.

Algunos de sus compañeros de partido no opinaron igual y apoyaron a los animalistas “por razones de sentimiento”. No aclaran si el sentir es antiespañolista o proanimal, pero tres diputados del PSC votaron a favor de la prohibición: Josep Maria Balcells, Antoni Comín y Núria Carreras. Tres se abstuvieron, entre ellos, el consejero de Economía y Hacienda, Antoni Castells.

Manuel Chaves, José Blanco y Alfredo Pérez Rubalcaba se pronunciaron ayer en contra de la resolución, calificándola de “error” y afirmando que ellos hubieran votado en contra de la prohibición.

Blanco, de hecho, anunciaba que acudirá el próximo 8 de agosto a la corrida de Juan José Padilla, Miguel Abellán y Luis Bolívar en la plaza de Pontevedra. La próxima vez que quiera acudir a la Monumental, deberá ir un poco más lejos y parar en la de Nimes, en Francia. Sorprendente también fue la reacción de Izquierda Unida. Su portavoz en el Congreso, Gaspar Llamazares, explicó que aunque no es partidario de la Fiesta, no llevaría a cabo “una decisión drástica en esta materia” si se tratara a nivel nacional.
Posible blindaje

Pero la historia no quedará aquí. Tras la estocada a la Fiesta por parte de los independentistas y socialistas catalanes, el líder del PP aseguró que su partido llevará una moción al Congreso de los Diputados para que las corridas de toros sean declaradas de Interés Cultural General con el objetivo de que el PSOE “se retrate y diga si cree en la igualdad de todos los ciudadanos y en la libertad”. Poco antes, y desde Barcelona, la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez Camacho, anunciaba que llevaría a las Cortes Generales una propuesta para regular los toros como fiesta de interés general. De esta manera, esta cualificación blindaría la Fiesta de prohibiciones autonómicas.

Los que también votaron a favor de la permanencia de la lidia fue Ciudadanos, que lamentaba el resultado del pleno. “Cataluña tiene un trocito menos de libertad con la prohibición de las corridas de toros”, aseguró Albert Rivera, presidente del partido. “Esto no es un debate animalista sobre la protección de los toros, sino que forma parte de la obsesión identitaria del Gobierno, una oportunidad para borrar del mapa todos los símbolos de pertenencia de Cataluña al resto de España que molesta a su modelo de sociedad uniforme y excluyente que no representa a la Cataluña plural”, añadió.

Los lamentos también llegaban de quien ha guardado silencio durante meses, Pedro Balañá, el propietario de la plaza de toros de la Monumental de Barcelona, que rechazó ayer la decisión porque se trata de una “limitación de la libertad individual y empresarial”.

Además, explicaba que el resultado de la votación “no es coherente respecto a la relación del hombre con los animales en otros ámbitos”, y supone la pérdida de una “tradición histórica” en Barcelona y en Cataluña.

Pero de tradiciones poco se preocupan los independentistas. ERC alegaba que el veto sin duda refleja la existencia de una “sociedad diferenciada” en la que es posible llegar a un consenso sobre éste y otros temas “que no se dan en la sociedad española”.

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