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Mas bate el récord de deuda en menos tiempo

Su cruzada independentista, los recortes y los bonos patrióticos provoca, en año y medio, un aumento en el pasivo de 9.256 millones

21 Noviembre 12 - - M. Casado / J. Martín

MADRID- No le ha temblado el pulso a la hora de hacer recortes drásticos en Sanidad y Educación, pero no ha tocado ni un céntimo de aquellas partidas que le sirven de trampolín para llevar a cabo su plan soberanista. Así es el líder de CiU, Artur Mas. Y fruto de esa cruzada independentista las arcas catalanas acumulan ya una deuda de 43.954 millones de euros, de los que 9.256 –con datos hasta el pasado junio– son responsabilidad única del presidente en funciones de la Generalitat. Y eso que sólo ha cumplido media legislatura.

De haber terminado su mandato la cifra de endeudamiento habría superado incluso la lograda durante la era de despilfarro del tripartito, ya que a diferencia de sus antecesores, Mas ha paralizado dos de las infraestructuras más importantes de Cataluña y aun así la deuda no ha remitido ni un ápice. Y es ahora cuando conviene recordar las palabras de Mas tras ganar las elecciones: «Costará como mínimo dos años poner en orden las finanzas de la Generalitat». Por aquel entonces, el líder de CiU se esforzaba día sí y día también en inculcar a los catalanes la precaria situación en la que el tripartito había dejado las arcas públicas. No en vano, el Ejecutivo de José Montilla había disparado la deuda en 19.824 millones, dejando las cuentas de la Generalitat con un pasivo de 34.697 millones. Pues bien, el líder de CiU no sólo no ha puesto en orden las finanzas, sino que las ha terminado de dilapidar.

Y, si bien es cierto que no hay que olvidarse de la herencia del tripartito, la mala gestión y la refinanciación de una deuda inostenible son sólo achacables al Gobierno de Artur Mas, que ha tenido que recurrir a la política fácil de desinversiones en inmuebles oficiales y participaciones en empresas autonómicas para disfrazar algo los números.

Los bonos patrióticos se han convertido en uno de los mayores errores de la Generalitat, que ahora debe afrontar el pago de 12.000 millones por las cuatro emisiones realizadas. Los inversores institucionales (aseguradoras, fondos de inversión o de pensiones) no acudieron a la emisión al considerar que el riesgo de impago era elevadísimo. Así, la Generalitat tuvo que buscar a los ahorradores y ofrecerles una rentabilidad muy por encima de lo que pagaba el mercado y «convencer» a los bancos de que colaboraran en su colocación con comisiones del 3%. Ahora, el Ejecutivo catalán tiene que abonar a los inversores particulares 2.639 millones, al cumplirse el vencimiento de una emisión a un año, con intereses a precio de oro.

La emisión que hoy vence es la correspondiente a bonos a un año, a un interés del 4,75% (7,75% de coste para el emisor, en este caso la Generalitat). El 62,5% de los compradores optó por recoger la inversión en un año y el 37,5%, en dos. Para este segundo grupo, la Generalitat puso como gancho un 5,25% de interés. Para hacerse una idea de cuánto representan estos porcentajes basta hacer una comparación con las emisiones del bono a tres años del Tesoro, que ofreció rentabilidades en 2011 de entre el 3,3% y el 4,9%.

De no ser por el Fondo de Liquidez Autonómico, que ha permitido a los ahorradores aguantar hasta el vencimiento para recoger la inversión inicial realizada, Cataluña hubiera tenido que declarar la suspensión de pagos.

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