Reus - Tarragona

La incompetente protéica que destruye nuestra tambaleante economía, la bienmandada y aún más bienpagá, Elena Salgado salió, no hace mucho, a tranquilizar a los mercados. Cada aparición suya hunde la Bolsa. Pues bien dijo que había cotejado los datos de las autonomías y que están bien, y presentó eso como un ejercicio de transparencia.

En relación con Cataluña indicó que la deuda era de 2.800.000.000 euros. Esta semana Artur Mas ha hecho público que la deuda se eleva a 7.800.000.000 Tres veces más. Si eso es transparencia y credibilidad en las cifras hay que echarse a temblar.

Hay que alabar que el sedicioso Artur Mas ha reducido en el 23% los altos cargos. Eso demuestra que con Montilla sobraban muchísimos. Y demuestra aún más que con Artur siguen sobrando. De hecho, sobran todos, incluido Mas de lo mismo, porque la cuestión insoslayable es que lo que sobran, lo que son insostenibles, son las autonomías.El problema de Cataluña no es el catalán ni el español, ni las ensoñaciones totalitarias de Prat de la Riba, sino la existencia misma de la Generalitat catalana y del Parlament, que son los focos de casta parasitaria que están hundiendo a la sociedad catalana.

Las sociedades salen adelante y progresan con bajos impuestos, pocos políticos, trabajo, iniciativa y esfuerzo. Cataluña tiene altos impuestos, demasiados políticos y eso es lo que ha echado abajo un tejido industrial que en su día fue modélico.

Lo mismo sucede en el resto de España –Cataluña siempre ha sido y siempre será España- con ese engendro de las autonomías. Tenemos la friolera de 1.206 diputados autonómicos. Súmense consejeros, ministros, ministrillos y ministriles. Tenemos un Senado que hay que cerrar y que ahora despilfarra dinero en traducciones para gentes que se entienden perfectamente en español. Tenemos televisiones y radios autonómicas. Tenemos cinco niveles administrativos: europeo, nacional, autonómico o regioal, provincial (diputaciones) y local (ayuntamientos). Es, simplemente, demencial.

Esto –lo siento por los ingenuos- no se resuelve con una simple alternancia, sino con una clara alternativa. No es suficiente con que el PP llegue al poder, porque lo que está mal, lo que nos está hundiendo, es el sistema.

Sobran las autonomías. Todas.

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— Esto sólo lo arreglamos sin las Autonomías
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Sobras tú

Lo que debe hacer el gobierno central es eliminar las autonomias. Ya hay demasiados tomates para tan poco pan. Los bancos se están fusionando, las empresas, los parados con sus hijos se refugian en los hogares de sus ancianos padres para poder subsistir con la pensión de estos. Cono que se fusionen también los gobiernos y fuera tantos privilegios y tanta corrupción. Ya está bien de tanto fastidiar al pueblo.

Si hay que recortar, HAY QUE EMPEZAR POR ARRIBA. Ya burre tanto tener que repetirlo: FUERA Senado, autonomias, fuera tribunal constitucional, fuera consejo de estado, fuera, subvenciones a partidos y sindicatos, fuera defensor del pueblo, fuera tanta duplicidad administrativa, fuera tanto funcionario, reducción drástica del número de diputados y fuera privilegios extraordinarios, fuera pensiones y retiros diferentes de los del pueblo, recorte al presupuesto de la casa real,... Así, hasta la saciedad... ¡ANTES QUE MACHACAR AL PUEBLO, HUNDIRLO, RETRAER EL CONSUMO Y HUDIR DEL TODO A MILES DE PEQUEÑAS EMPRESAS...!!!.
¡Si al menos por emergencia nacional, se SUSPENDIERAN "PROVISIONALMENTE" (mejor, sine die, claro) esa cantidad de cataplasmas administrativas, verdadera SANGRÍA AL DINERO PÚBLICO, otro gallo cantaría, y recortaríamos el déficit en tiempo récord. Y ¿Se creen ustedes que España iba a estar peor gobernada por eso?... ¡POr Dios: TODO LO CONTRARIO!. Un ejemplo: Si los partidos votan en bloque, por disciplina de partido, entonces, ¿Para qué tanto diputado?, Bastaría uno sólo, por cada partido con representación parlamentaria, cuyo voto tuviera un valor proporcional a su "peso" electoral. Y ya está. Una cámara con una docenita de tipos. Basta y sobra. Todos los demás, a currar, que ya va siendo hora.

Nos vamos todos y ya no sobra nadie