El Vendrell - Tarragona

ZParo y el PSC enfangan la campaña catalana sacando el dóberman a pasear

Se han encomendado a la estrategia del miedo para intentar movilizar a un electorado desmotivado. El presidente se puso el traje de faena y propinó varios golpes bajos a Rajoy y Mas.

14 de noviembre de 2010

Zapatero y Montilla se han echado en brazos de la estrategia del miedo para intentar evitar el varapalo que les auguran las encuestas.

Si tú no vas, ellos vuelven. Ése fue el polémico eslogan que el PSC eligió para la campaña de las elecciones generales de 2008 con una imagen de Mariano Rajoy, Ángel Acebes y Eduardo Zaplana que evocaba a la película Reservoir Dogs. Más de dos años y medio después de aquello, los socialistas catalanes han vuelto a sacar el dóberman a pasear para movilizar a su electorado e intentar evitar el varapalo que les pronostican las encuestas. Y, este domingo, el propio José Luis Rodríguez Zapatero se puso a la cabeza de esa estrategia del miedo.

Que para el primer mitin del presidente del Gobierno en la campaña catalana el PSC eligiera el diminuto pabellón Cúbic de Viladecans -con aforo para apenas 2.500 personas- es la prueba más evidente de que los socialistas no lo ven nada claro. No en vano, el desgaste del tripartito comandado por José Montilla durante estos cuatro años ha sido brutal.

Así que Montilla y Zapatero se han encomendado a la "catalanofobia" del PP para dar un vuelco a los sondeos, táctica que el propio Alfredo Pérez Rubalcaba puso en marcha el sábado en Tarragona. Primero uno y después el otro, ambos cargaron con virulencia contra Mariano Rajoy, "el de la catalanofobia, el de los ataques más brutales a la cohesión social, al autogobierno y a la lengua catalana", en palabras del molt honorable.

Zapatero, por su parte, agitó el recurso de inconstitucionalidad presentado por el PP contra el Estatut, e incluso retó al líder de la oposición y a la candidata del PPC, Alicia Sánchez Camacho, a que digan que "nunca más volverán a hacer política contra Cataluña y contra el sentimiento de los catalanes para ganar votos en el resto de España y dividir y enfrentar a los ciudadanos".

Pero los socialistas saben que el PP no es su mayor problema para las elecciones del 28 de noviembre, sino que éste se llama Artur Mas. Y, para atacarle, Montilla y Zapatero le acusaron de echarse en brazos de los populares. "Mas está dispuesto a cualquier cosa para llegar a la presidencia de la Generalitat, yo justo lo contrario", llegó a decir el todavía presidente catalán, el mismo que gobierna con un partido, ERC, del ala más independentista. "José Luis, la Convergencia que antes quería colaborar con España ya no es la misma, ha cambiado y ahora quiere romper con España", continuó.

Los socialistas han sacado pecho después de que el CIS del pasado viernes les diera un balón de oxígeno resucitando la posibilidad de reeditar el tripartito, pese a que todas las encuestas anteriores lo daban por muerto. Agarrándose a esa esperanza, Zapatero vaticinó que el PSC dará "la sorpresa" en las urnas. Pero, de puertas para adentro, los socialistas tienen asumido que, dadas las circunstancias, pueden darse con un canto en los dientes si logran no quedarse muy lejos de sus 37 escaños actuales.

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