Cambrils - Tarragona

Muñoz, ayer me encantó la programación de Telemadrid. Debo reconocerlo, ya era hora de que pusieran algo interesante. Porque en comparación con lo que ponen a diario, esa pantalla en negro es una maravilla. A ver si hay suerte y cuando vuelvan los colores y los programas cambia para bien.

Porque esa televisión es cada día peor. Los trabajadores llevan años denunciando la manipulación y la sumisión de quienes la dirigen hacia los designios de la presidenta. La audiencia es cada vez menor, y los ingresos por publicidad ya no hacen sostenible la cadena. ¿Es esa la buena gestión de la que siempre presumes que lleva a cabo el PP?.

El seguimiento de la huelga ha sido de un 90 %. Los directivos dicen que “sólo” de un 62%. Aunque fuera esta última cifra, ya estaría bien. Espero que esta mujer recapacite y cambie, que permita que los madrileños tengamos una televisión plural y ecuánime, y que se pueda volver a ver sin tener que cabrearte por esa descarada parcialidad. Aunque me temo que no va a servir de nada el apagón. La soberbia de la señora no le permite ver la realidad, y seguro que sigue en sus trece.

Bnb.

Creo que la huelga es un derecho que pueden ejercer los trabajadores.

Si te has molestado en comprobar las exigencias de los trabajadores de Telemadrid, están aparte del 4,7 % de incremento lineal, subida de escalafón automática, otra paga extra, una semana más de vacaciones. Estas reinvidicaciones suponen un 15% de aumento de la masa salarial, que lógicamente no pueden ser aceptadas.

Todas las cadenas públicas, tanto estatales como comunitarias, son deficitarias. Pero la carga de Telemadrid es 10 menor que las catalanes y tres veces menos que la valenciana, por poner ejemplos.

Con respecto a la calidad de los programas, manipulación y la audiencia tampoco estoy de acuerdo. Siento que se suprimera ayer el debate. Deberías verla algo más a menudo Bnb. Tu campo de visión aumentaría y no estarías tan tuerto.

Otro abrazo. Muñoz español.

“Apártate que me tiznas, le dijo la sartén al cazo”.

Posiblemente yo sea un tuerto políticamente hablando. No lo niego. Procuro siempre ser ecuánime, incluso imparcial, no sólo en política sino en todas las facetas de la vida, pero eso es muy difícil y seguro que casi nunca lo consigo. Pero que alguien que defiende a Telemadrid a capa y espada me llame a mi tuerto por no ver las bondades de esta pseudocadena teledirigida, parcial y vergonzosamente partidista, canta al misterio y es el colmo.

Tuvo fama durante muchos años la manipulación del canal de televisión autonómico gallego por parte del gobierno de Fraga. Era un nido de amiguismo, de colocaciones a dedo de conocidos y afines al abuelo y su partido. Pero parece, según cuentan los que han disfrutado de la visión de las dos cadenas y su entramado, y pueden hacer comparaciones por la experiencia, que la manipulación gallega es un juego de niños comparada con lo que se está haciendo en Telemadrid desde que doña ESPE, con ayuda de dos sinvergüenzas convenientemente incentivados accedió a la presidencia de la Comunidad de Madrid.

Pero a mi amigo Muñoz le sigue pareciendo un modelo de gestión y de imparcialidad. Parece ser que llega a esa conclusión por la sencilla razón de que en esa cadena hay un debate. Un debate con fuerzas “igualadas”, moderado por Saénz de Buruaga, periodista de reconocida imparcialidad que en tiempos de Aznar nos decía en el Telediario eso de “así son las cosas y así se las hemos contado”. Y nos las había contado a la manera que le gustaba al bigotón de las FAES. Luego dejó su puesto en el telediario a otro periodista imparcial donde los haya, un tal Urdaci. Seguro que a este último le encuentran pronto un hueco en esta maravillosa cadena, ya que no abundan los periodistas de su categoría y de su reconocido pluralismo informativo.

En ese programa nos quieren contar que hay un equilibrio de fuerzas entre tertulianos de la derecha y de la izquierda. Lo único que pasa es que por la parte izquierdosa nos colocan a Nart, a Rosa Diez y a otros similares, con lo que estos pasan a engrosar los postulados de la derecha. Y eso por no hablar del público, que aplaude a rabiar a los que más les gusta, que ya sabemos quienes son, y llega a abuchear (tímidos abucheos, eso si) a quien comete el pecado de defender al gobierno de Zapatero. Ese es el programa de debate que tanto le gusta a Muñoz. De los telediarios mejor no hablar. Y de los reportajes de investigación, como aquel del coladero de Barajas, o algunos sobre el terrorismo, tanto islámico como etarra, mejor ni comentar. Puro defecación informativa, hasta el punto de que aunque te sientes en el sofá con la mejor disposición de buen televidente, dispuesto a tragarte cualquier cosa, es imposible aguantar más de dos minutos de esa bazofia. Mención especial merece ese otro ídolo de Muñoz, Sánchez Dragó. Un espectáculo en si mismo.

Todo repugnante, hasta el punto de que ayer fuera una bendición el cambiar con el mando y encontrarte con que en la pantalla no sale más que el color negro del apagón provocado por los sufridos currantes.

Bnb.