Cambrils - Tarragona

Josu Ternera padece cáncer y vive en Italia desde el final del ‘proceso de paz’

’El Gobierno prefiere no detenerlo a la espera de otro diálogo con ETA. El CNI sigue sus pasos, como reveló ÉPOCA en 2009.

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José Antonio Urruticoetxea Bengoetxea, alias Josu Ternera, reside en Italia desde el final del fallido proceso de paz. Tal y como reveló ÉPOCA hace meses, los agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) han tenido vigilado al etarra en todo momento y si no han procedido a su detención es porque no han recibido órdenes en ese sentido. El que fuera número uno de ETA durante años pasa por un muy mal estado de salud, ya que padece un cáncer, según las fuentes consultadas por LA GACETA.

El 1 de mayo de 2009, la revista ÉPOCA informó, en rigurosa exclusiva, de que tanto Josu Ternera como su hijo Egoitz, también miembro destacado de la banda, residían en la región italiana del Pordenone. Cuando la banda asesina dio por finalizada su última tregua, en junio de 2007, la familia de terroristas se trasladó desde Francia a una pequeña localidad italiana, sita a unos 100 kilómetros de Venecia. Allí les localizaron agentes del CNI que incluso cuentan con fotografías de los dos etarras.

Pese a tenerles localizados, las fuerzas de seguridad no han podido apresarles. El Gobierno que preside José Luis Rodríguez Zapatero no ha dado la orden preceptiva. ¿Por qué no se detiene a Josu Ternera? Ésa es la pregunta que este diario lleva lanzando semanas. A falta de respuestas oficiales, sólo cabe pensar que se trata de otro de los síntomas de una futura negociación entre el Ejecutivo y la banda terrorista. ¿Cómo se explica que Ternera y su hijo no estén incluidos en las listas públicas de terroristas más buscados del Ministerio del Interior?

Es de justicia recordar que Ternera jugó un papel fundamental en la anterior negociación. Él mismo se reunió con el presidente del PSE, Jesús Eguiguren, y otros enviados del Gobierno en Suiza para diseñar el proceso de paz, gracias al amparo del centro para el diálogo Henri Dunant. Paralelamente, Eguiguren se reunió hasta en veinte ocasiones con Arnaldo Otegui para cocinar la parte política de la negociación.


Después, una vez que ETA decretó una “tregua” y Zapatero anunció el inicio de las conversaciones, Ternera tomó parte en aquel diálogo. Él acudió a varios encuentros con el Gobierno en el año 2006.

Él es el principal adalid dentro de ETA para buscar una negociación política con el Estado. Siempre ha defendido esa tesis. Pero ha cambiado de estrategia para conseguirla. A finales de los ochenta, ordenó atentados de envergadura para forzar que el Ejecutivo se sentase a negociar. En los últimos años, con ETA más debilitada que nunca, dice apostar por el diálogo sin necesidad de bombas.

En su larga carrera en ETA, este sujeto ha dirigido los aparatos internacional, político y militar de la banda en diferentes etapas. Es escurridizo, vive preocupado por su seguridad y ha burlado a la Justicia en varias ocasiones. Incluso, para escarnio de las víctimas de la banda asesina, durante un tiempo formó parte de la comisión de derechos humanos del Parlamento vasco, cuando ocupaba un escaño por Euskal Herritarrok (EH), la máscara electoral de ETA en las elecciones autonómicas de 1998.

¿Y su papel?

En la actualidad, se desconoce a ciencia cierta qué peso tiene en la organización terrorista. Mientras algunas fuentes apuntan a que sigue con bastante poder sobre el resto de terroristas, otras sostienen que vive en un segundo plano, aunque sin perder toda su influencia sobre el núcleo duro de ETA.

Sobre Ternera pesa una orden de busca y captura del Tribunal Supremo. Y es que tiene pendiente con la Justicia española una causa. La Audiencia Nacional tiene que juzgarle por su presunta implicación en el sanguinario atentado contra la casa cuartel de la Guardia Civil en Zaragoza en diciembre de 1987. Precisamente se fugó a Francia en 2003 cuando le reclamaron para declarar por esa causa (así, quedó claro que su presencia en la Cámara vasca era una farsa sin ambages). Además, tanto él como su hijo están condenados en Francia a cinco y cuatro años de prisión, respectivamente, por asociación de malhechores. La inminencia de ese juicio en suelo galo, celebrado hace unos meses, es una de las razones por las que los etarras abandonaron el país vecino al final de la última tregua de ETA.

Ayer, el diario El Mundo dio cuenta de que Ternera vive ahora en un pueblo cercano a Milán y de que hace un par de semanas se trató en una clínica de Düsseldorf (Alemania). El terrorista habría utilizado un pasaporte portugués falso para moverse por Europa y regresar a Italia.

El país transalpino se ha convertido en un lugar habitual para los etarras durante los últimos años. Ya a finales de 2006, parte del aparato militar de ETA se trasladó al norte de Italia por razones estratégicas, según publicó entonces ABC. Entre los individuos que residieron allí durante meses se encontraría, incluso, el entonces jefe militar de la banda asesina, Mikel Garikoitz Aspiazu, alias Txeroki