El nido de perdiz Antonio era un joven singular, le llamo Antonio como podría llamarle por cualquier otro nombre pues no recuerdo el suyo. Sobre asuntos de pájaros tenía grandes conocimientos para la cría y demás cuidados que necesitaran, y no porque hubiera estudiado ornitología ni tuviera conocimientos teóricos sobre el asunto, tenía un don natural. Tenía en su casa gran variedad de pájaros, granívoros, insectívoros, omnívoros, a todos los alimentaba y cuidaba y a muchos los ponía en libertad una vez criados. Una vez segando casi estuvo a punto de enganchar en el nido a una perdiz con la hoz, pues la perdiz aguantó en el nido más de lo normal en estos casos. Era un día de mucho calor y los huevos estaban a punto de eclosionar, por alguna razón él se quedó observando y pudo ver como los cascarones empezaban a romperse y los pollos comenzaban a salir, se acercó a ellos imitando el piar de la madre y los pollos conforme iban saliendo del cascarón se le arremolinaban alrededor de sus manos, tuvo paciencia, al final de la tarde metió lo perdigones en una capacha y se los llevó, los llevaba y los traía, los cuidaba. Sea porque consideró que ya no le necesitaban o porque en su casa era un problema tener tantos pollos una tarde los dejó en el campo. Cada día visitaba la zona los llamaba y sus pájaros le contestaban y acudían a él, esto se repetiría durante buena parte del verano, después, los encuentros se espaciaron y pronto terminarían. Esta historia se contó un día escardando en cuadrilla, cuando todavía se escardaba, y él la confirmó pues estaba presente. Siempre que veo un documental sobre pájaros recuerdo esta historia, y sobre todo al ver la película El hombre de Alcatraz, película antigua en blanco y negro protagonizada por Burt Lancaster, historia real que trata precisamente de un hombre que tiene un don especial para los pájaros. Gracias. Un saludo |