Mairena del Aljarafe - Sevilla

Una noche de chat entró una muchacha de Mairena. De pronto se inundó el chat de simpatía y de una sonrisa contagiosa. Con el tiempo aquella mujer se fue haciendo entrañable el compás de la floración de los naranjos en la vega del Aljarafe.

Un día un cliente quedó embobado mientras la mujer le envolvía un paquete. La delicadeza de aquellas manos eran caricias sobre el cuerpo del cliente, que trastornado por por aquella placidez inefable se refugió durante 40 días en su casa sin atreverse a abrir el paquete. Por fin, una noche de insomnio dejó resbalar sus manos por los suaves pliegues del papel. No se sabe nada más de él. Algunos dicen que anda vagando su amor por las calles de Mairena y otros que se ha refugiado en un convento de clausura.

Desde aquí, un abrazo muy cariñoso para esa adorable mujer.