Los Palacios y Villafranca - Sevilla

Sindicatos parásitos y corruptos: ¡Con el cuento de la huelga a otra parte!

F. León.- Muchas razones para dar la espalda a la huelga general del 29-S. En primer lugar, parece un paripé de tal envergadura que hasta sus mismos convocantes, los sindicatos UGT y CCOO, dudan de ella y convocan forzados por las circunstancias, por quedar bien ante la opinión pública y dar la imagen de que luchan por los trabajadores, ante su cada vez mayor desprestigio social. Ellos preferirían no hacerle esta huelga ni ninguna otra a Zapatero, al que consideran de los suyos, pues de lo contrario la habrían convocado inmediatamente después de anunciar éste la reforma laboral, y no varios meses después.

¿Habrían actuado de la misma manera si gobernara el PP? Seguramente no habrían tardado ni dos días en convocarla.

No debe secundarse la huelga general porque no va contra el gobierno, como es lo natural, al que quieren desgastar lo menos posible, sino, sorprendentemente, contra la oposición, pues en el fondo se trata de eso, de atacar al PP, como pone de manifiesto el ridículo vídeo de UGT sobre la huelga.

No debe apoyarse la huelga general por su carácter político, ya que no UGT y CC.OO no actúan contra el Gobierno sino contra otros destinatarios. Resulta una obviedad que sendos sindicatos no defienden a la clase trabajadora, ni muchos menos a los parados. En caso contrario, ¿cuándo se han manifestado en favor de éstos últimos? Sólo se defienden a sí mismos, a sus militantes y a sus liberados, a quienes, por cierto, pagamos todos nosotros con nuestros impuestos.

Esta creciente politización y sectarismo de los sindicatos mayoritarios ya es razón más que suficiente para no apoyarla, como han demostrado sus líderes últimamente con sus puestas en escenas en favor de determinados jueces o en su defensa manifiesta de leyes controvertidas, como la de Memoria Histórica. La labor de un sindicato de trabajadores es simple y llanamente la defensa de éstos y no hacer política, que para eso están los partidos, y menos aún hacer el juego, como han hecho hasta ahora, a un presidente como el que padecemos los españoles, causante, por acción o por omisión, de gran parte de los males que actualmente aquejan a España.

No debe apoyarse la huelga general porque la han convocado unos sindicatos que durante los años de gobierno de ZP han estado callados y sumisos, sin cuestionar para nada su política económica, y sin quejarse por el imparable aumento del paro. Si los sindicatos defendieran de verdad los intereses de los empleados y los desempleados, estarían acosando al gobierno para que saliera de su letargo y aplicase medidas efectivas de fomento del empleo. Carecen, por tanto, de la más mínima credibilidad.

Y, en fin, los españoles no deben ir a la huelga general porque no deberían estar dispuestos a perder una jornada de mi sueldo, respaldando a unos sindicatos que no merecen mi apoyo, cuyos representantes no van a ver rebajados su jornal como yo, y porque es una huelga inútil, absurda y abocada al fracaso.

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