La Luisiana - Sevilla

Estaba el campo del pueblo de La Luisiana, impaciente pero esperanzado, loco por un aviso de humedad, loco por una razón de vientos que acarrearan nubes. Estaba la tierra, del pueblo, abierta, entregada, como una herida que espera la mano amorosa que la cure. Y en la noche del día 3 de enero, vino el agua, vinieron las nubes cargadas y cantaron premio sobre el labrantío luisianero, sobre los olivares luisianero, sobre la sábana de arriba del sueño insomne de los sembrados del pueblo de La Luisiana. Porque las nubes venían y pasaban sin mirar con ojos de agua la necesidad del campo lusianero; porque poniente no se desangraba en un clamor de chaparrones. Pero esa noche la Mano descorrió la cremallera de poniente y, en desbandada, de la parte del mar de la tarde vinieron los vientos que no engañan, los que zamarrean las copas de los árboles alertando del temporal. Hacía mucho tiempo que a la noche no la asaeteaba la lluvia así, sobresaltándola en el nacimiento de enero y dejándola, al amanecer, desnuda sobre la Campiña lusianera, premiada de charcos y asomando las puntas del verde que aguardaba un toque de lluvias para alfombrar la delicada luz del amanecer del pueblo de La Luisiana.

Una madrileña eramorada de La Luisiana.

Enamorada de La Luisiana... y poeta.
Te envidio por saber escribir así, que no por estar enamorada de La Lusiana, porque ahí si que estamos igualados.
Sigue enviando cositas de estas que le dan categoría a este y a cualquier foro.