La Luisiana - Sevilla

NOTICIA EXTRAIDA DE PORTALPARADOS.ES
ARTICULO DE JAVIER PEÑA.


Ya me parecía a mí que tardaban mucho en acordarse de “tocar” a los parados en la Reforma Laboral que se debate en estos momentos en el Senado. Pero ya ha llegado. Hemos sabido en los últimos días que el grupo socialista ha presentado una enmienda para que los parados tengan la obligación de realizar cursos de formación desde el primer día que entran a engrosar las listas del paro.

Muchos de vosotros habéis comentado acertadamente que la propuesta podría sonar a broma si no fuera porque afecta a las más importantes víctimas de la crisis que los desempleados no han creado, han sido otros. ¿Por qué una broma? Porque seguramente ya os gustaría a muchos de vosotros tener acceso a uno de esos cursos ya que en estos momentos son claramente insuficientes para atender toda la demanda. Hay quien comentaba que por esa parte podíamos estar tranquilos.

Pero a mí lo que me ha llamado la atención una vez más es la amenaza de retirar parcial o totalmente la prestación en caso de negarse a participar en uno de esos cursos de formación. Y es que deja entrever un halo de sospecha hacia los parados. Cualquiera que leyera esta enmienda desde Marte pensaría que hay un grupo de personas que se encuentra tan feliz sin trabajar y cobrando, el que cobra, claro.

Es realmente indignante comprobar que los excesos que puedan cometer una minoría de desempleados que se encuentran tan campantes en esa situación o que incluso perciben la prestación mientras trabajan en la economía sumergida, se convierten en algo general que parece definir a la mayoría. Incluso algún prestigioso diario internacional comentaba que nuestro sistema de ayudas incentivaba que la gente no buscase empleo, una afirmación que demuestra la diferencia entre hablar de “macroeconomía” y hablar de personas que vive situaciones complicadas, cuando no dramáticas.

Pero lo que muchos olvidan es que si tú estas cobrando la prestación es porque durante años de duro trabajo, has estado cotizando para ello. A lo mejor estoy equivocado y soy un ignorante (ya me lo digo yo antes de que algún economista de alta alcurnia me lo diga), pero siempre pensé que la cotización al desempleo era una especie de “fondo” al que yo contribuía solidariamente pero que me garantizaba que después serían solidarios conmigo. De hecho, no me puedo olvidar de la situación de miles de autónomos que precisamente no cobran desempleo por no haber cotizado previamente.

Si ese dinero lo pagáramos a una empresa privada y lo llamáramos “Seguro de desempleo”, tendríamos claro que tenemos derecho a percibirlo sin ninguna obligación, simplemente porque durante años hemos estado entregando un dinero que nos lo garantiza. ¿Qué hay abusos? Las aseguradoras lo tienen claro puesto que llegan a contratar incluso a detectives privados para investigar los fraudes, pero claro la administración ¿ para qué se va a molestar en eso si todos sabemos la escasa eficiencia de la Inspección de Trabajo?

Es mucho mejor pensar que el parado es “presunto culpable” antes de comprobarlo. Simplemente generalizamos y nos quedamos tan panchos. Por la misma regla de tres cualquiera de nosotros podríamos decir que la clase política española no sirve para nada y seguramente no les haría la menor gracia a los que sí se toman en serio su labor.

Hay que ligar la prestación a los itinerarios de inserción profesional

Al final, todo parte de la idea de CIU que quiere que la prestación por desempleo esté ligada a un itinerario de inserción profesional, tal y como funciona en otros países. Se trata de una idea que puede representar más posibilidades para aquellos que estamos en paro si se hace bien. Pero claro, en este país empezamos la casa por el tejado casi siempre, o más bien vamos a lo más fácil, a amenazar con quitar la prestación si uno se niega a realizar un curso.

Para ligar la prestación a los itinerarios de inserción, primero tendría que haber acceso a esos programas y lo cierto es que ahora mismo no es así en la mayoría de las comunidades. Está claro que los servicios públicos de empleo necesitan más orientadores laborales, profesionales que puedan acompañar, aconsejar, ayudar en la búsqueda de empleo. Ahora mismo los hay pero claramente insuficientes y encima, cuando uno llega a la oficina de empleo, en ningún momento le informan de la posibilidad de contar con uno de ellos en cualquier momento. Te toman tus cuatro datos “y ya le llamaremos si se produce alguna oferta”. ¿Oferta? De risa, ¿no?

En conclusión, la Reforma Laboral debería preocuparse de una reforma en profundidad de los servicios de empleo públicos que incremente la labor de orientación y que incorpore a personas que puedan captar ofertas de empresas para ponerlas a disposición de los que las necesitan. Eso debería ser lo razonable pero nuestros políticos están más por la labor de quitar la prestación cuando menos nos descuidemos y crear agencias privadas de empleo que intenten paliar las deficiencias de lo público. ¡Ah! Se me olvidaba que también han creado esa web del Ministerio de Trabajo que para empezar a funcionar, ha tenido que llegar a acuerdos millonarios con algunas comunidades autónomas para que incorporen sus ofertas.


Y conste que no sólo es una crítica al gobierno de Zapatero. Ahora las políticas activas de empleo están en manos de las comunidades autónomas, excepto en algunos casos como Pais Vasco, Ceuta y Melilla. Por tanto, los responsables autonómicos no deberían mirar para otro lado, dejar los amiguismos a la hora de adjudicar los cursos de formación y modernizar sus servicios. Dirán que lo han heredado pero ya basta de excusas.

Señores, quizás sirva de poco lo escrito en esta pequeña tribuna, pero les pediría que se preocupasen más de que funcione lo que depende de ustedes y menos de fábulas sobre esos parados que están encantados de no pegar un palo al agua.