La Luisiana - Sevilla

Modernizarse o morir. Ese es el dilema al que está enfrentado el sector de la aceituna de mesa y la razón por la que la Interprofesional ha impulsado y acelerado la investigación para poder mecanizar la recolección. Los resultados de años de investigación se llevarán este otoño a los olivares de verdeo en un gran ensayo general de las nuevas técnicas salidas de los laboratorios y de las que se espera que reduzcan el coste de la recogida de la aceituna en un 50%.
El olivar de verdeo, destinado a la aceituna de mesa, lleva años dirigiéndose a la bancarrota principalmente por el coste que supone la recolección manual de los frutos. Hasta ahora la posibilidad de mecanizar esta recogida no existía pues no había una maquinaria ni unas técnicas que permitieran hacerlo sin dañar el árbol o la aceituna que luego ha de aparecer en las mesas sin golpes ni manchas que la estropeen. El incremento de los costes de la mano de obra para recogerla no ha tenido como contrapartida una subida igual del precio del producto y por tanto lo que se ha ido incrementando ha sido el abandono del olivar por falta de rentabilidad.
Solución a la vista
Ahora hay esperanzas de cambio. Las investigaciones impulsadas, primero por Asaja y desde hace un tiempo por la Interprofesional de la Aceituna de Mesa y en las que esta última entidad invierte 320.000 euros anuales -casi un millón en tres años a los que hay que sumar otros dos que se han pedido a las administraciones-, están dando frutos como son nuevas técnicas de agricultura que facilitan la mecanización de la recogida de la aceituna, modelos de vibradores adaptados a las necesidades de este olivar y que reducen considerablemente el daño que los vibradores estándar producen en el árbol, o nuevos sistemas de transporte de la aceituna desde el campo a las fábricas que mejoran el estado en el que los frutos llegan a las mismas.
Los problemas que impedían hasta ahora la recolección mecanizada de la aceituna de mesa eran variados: el primero, que como esta aceituna se cosecha en verde, sin estar aún madura, y en septiembre cuando los árboles aún están llenos de savia, los vibradores existentes que se usan en la recolección de aceitunas de molino no daban resultados ya que al estar la aceituna aún fuertemente unida al árbol no caía nada más que en un porcentaje pequeño y además había que vibrar mucho el olivo, lleno de savia, por lo que este se dañaba irremediablemente; el segundo era que la aceituna al caer por medio del vibrador siempre sufría algún impacto que provoca la aparición de una mancha lo que la invalida para ser presentada a la mesa.
Nuevas técnicas
Las líneas de investigación fomentadas por la Interprofesional se han centrado, por tanto, en la resolución de todos estos problemas. Tomás Hernández, coordinador de los proyectos de investigación patrocinados por la Interprofesional, explica que hay cuatro grupos de investigación dedicados al proyecto. Uno de ellos lo hace el Ifapa, en Córdoba, y aborda dos asuntos: por una parte, encontrar productos que debiliten el pedúnculo que une la aceituna al olivo de forma que no haga falta vibrar tanto el árbol para que el fruto caiga. En este sentido, el Ifapa está llevando a cabo ensayos con algunos productos químicos que parecen estar ya dando resultados, hasta el punto de que con la aplicación de estos se aumenta la caída de la aceituna en un 15%. Es decir, sin aplicar el producto el porcentaje de aceituna que caía era del 70% y con el producto se alcanza el 85%, lo que es considerado ya como aceptable. Asimismo, en el Ifapa se está investigando sobre nuevas técnicas agronómicas que faciliten los buenos resultados de la recogida con vibrador. Estas técnicas a aplicar por el agricultor van desde dosis de riego adecuadas, abonados y sistemas de poda con vistas a conseguir ramas más cortas que transmitan mejor la vibración y formas en el árbol más adecuadas a la recolección mecanizada.
Vibradores con más brazos
Una segunda línea de investigación la lleva el área de Mecanización de la Escuela de Ingenieros Agrónomos de la Universidad de Córdoba y se centra en la búsqueda de vibradores y vareadores mecánicos que no dañen el tronco del olivo. En este sentido no sólo se está buscando vibradores modificados a las necesidades del verdeo sino también concretar la forma de utilizarlos en cuanto a frecuencia de la vibración, presión en el tronco, etc, hasta conseguir una fórmula que no dañe la corteza del árbol.
En este sentido, Tomás Hernández explica que ya se sabe que la aceleración adecuada es de 250 metros por segundo al cuadrado o que la frecuencia idónea de vibrado es de 30 herzios. También se conoce ya que cuantos más brazos tenga el vibrador para agarrarse al tronco menos se daña éste, por ello se está experimentando con vibradores de tres brazos y con nuevos materiales de agarre como es el «kevlar», una goma de alta resistencia con la que, por ejemplo, se hacen los chalecos antibalas. En la Escuela de Ingeniería investigan también en coordinación con el Ifapa sobre las podas adecuadas para que los vibradores tengan más rendimiento.
Transporte en líquido y frio
Asimismo, el Instituto de la Grasa, dependiente del CSIC, investiga cómo lograr que la aceituna recolectada con vibrador, que inevitablemente sufre algún impacto aunque sea leve en la caída, no quede manchada y no merme la calidad del fruto. En este sentido, investigan nuevos métodos de transporte del campo a la industria. Tradicionalmente la aceituna se ha transportado en seco, pero se sabe que de esa forma una aceituna que ha sufrido un impacto en dos horas ya tiene una mancha y por tanto un daño irreversible. Como resultado de las investigaciones se sabe ya que si la aceituna se introduce rápidamente, en el campo mismo, en una solución líquida se retrasa la aparición de esas manchas y si es llevada con rapidez a la industria se evita que aparezcan. Por ahora parece que lo que mejores resultados está dando es el transporte inmediato de la aceituna en una solución diluida de hidróxido sódico (sosa). También se sabe ya que si este transporte además de en medio líquido se hace en frío se retrasa aún más la aparición de los daños en la aceituna de forma que se contaría con hasta 12 horas de plazo para la llegada del fruto a la industria.
El instituto de la Grasa ensaya también fórmulas para que esta aceituna una vez en manos de la industria pueda llegar rápidamente al consumidor, igual que la que se ha recogido a mano y ha tenido sus 24 horas de reposo -que la vibrada al ser introducida en medio líquido recién cosechada no tendría-. A este respecto parece que la solución está en calentar la salmuera.
El cuarto organismo que investiga en este proyecto es el Instituto del Frío, también del CSIC, que es el que se encarga de mejorar ese transporte en frío en medio húmedo, pero también investigan el transporte en frío y en seco como se hace con otras frutas.
Todos estos resultados son los que se van a experimentar este septiembre cuando llegue la hora de la recolección en diversas fincas e industrias de Sevilla y Extremadura. Para ello se ha diseñado y está ya casi listo un prototipo de unidad de transporte que consta de equipo de limpieza de la aceituna, un equipo de pesado, y un equipo de frio además de una especie de cisterna para almacenar en líquido frio la aceituna. Esta unidad va montada sobre una plataforma que se puede cargar en un camión o remolque de forma que la aceituna vaya directamente desde el campo a la industria.
En la cisterna diseñada caben unos 5.000 kilos de aceituna que es lo que puede recoger el vibrador en un día. Si todo ello da los resultados previstos esta forma de recolección se podrá generalizar y poner a disposición de los agricultores que verán cómo sus costes de recogida se reducen a la mitad.