La Algaba - Sevilla

No cabía otra posibilidad. No preocupaba un posible pero fugaz bache de resultados. Porque el bético sabe que tiene un conjunto de garantías, y el rival también es consciente, de la misma forma, que se enfrenta con un grande, no con el Sevilla. Es cierto que el Real Betis no depende del rival, porque tiene argumentos de sobra, como viene demostrando durante toda la temporada, para ganar con solvencia todos los encuentros que disputa. No se trata de estudiar al rival, porque en un intercambio de golpes, el equipo vapulea a cualquier conjunto que se le pone por delante.

El día de hoy era importante. Por varios motivos. Pero sobre todo, porque el aficionado que tantas y tantas buenas noticias ha venido disfrutando durante toda la temporada, deseaba comprobar otra semana más, cómo y de qué manera se juega a este deporte llamado fútbol. Se debía dejar claro que con una plantilla mayúscula y un magistral entrenador que sabe lo que se trae entre manos, es mucho más fácil conseguir los objetivos propuestos durante la pretemporada. Es verdad, y hay que ser honestos, que el Betis, durante el último mes de competición, ha sufrido una pequeña merma en su sistema. También es verdad que durante todo el año, se ha venido ganando casi desde el vestuario, debido a una clara superioridad en todas las facetas del juego. Dominando. Mandando. Surtiendo de alegrías a la grada, y pisoteando sin contemplaciones a todos los equipos que osaban cruzarse con el mejor conjunto de Andalucía.

Pero también tiene derecho a, de vez en cuando, demostrar a todos , que su once lo componen futbolistas que no dejan de ser humanos. Podría parecer, durante toda la campaña, que se trataba de un equipo plagado de extraterrestres, que venían de otro planeta cada vez que tocaba partido, y se marchaban tras endosar otra derrota a su contrincante de turno, a su lugar de origen. Jugadores, en suma, de otra galaxia. Pues bien, después de dominar la categoría con mano de hierro y dar lecciones de futbol a propios y extraños, el equipo se manifestó como terrenal. Aunque hoy frente al Albacete (2-0), se ha verificado de nuevo que han salido de los vestuarios como cohetes. Como nos tiene acostumbrados. Con superioridad. Con clase, talento y maestría. Con ese hechizo que sólo esa camiseta puede imprimir.

Lo creamos o no, esta era la mejor noticia que el Real Betis nos podía ofrecer, que no es otra que concienciar a toda su afición, que el objetivo se va a conseguir, pero que no se trata de un plantel de otro planeta de la vía láctea, sino del globo terráqueo. Es así como todos podemos discernir que estos futbolistas en realidad, son de carne y hueso. Comen, escriben, leen, entrenan…. pero sobre todo, saben jugar de una forma excelente al fútbol. Como tampoco ha llegado de un remoto lugar de la constelación nuestro fantástico entrenador, Pepe Mel. Aunque nadie lo ha cuestionado hasta el momento por razones obvias, es la hora de gritar a boca llena que se trata de un magnífico profesional, de los pies a la cabeza, que desde el pistoletazo de salida de la competición, ha ordenado y gestionado el vestuario verdiblanco a las mil maravillas, y eso se traduce, por la forma en que ha sabido llevar el equipo desde septiembre hasta el día de hoy, en una clasificación óptima.

Estamos ante un grande. Justo lo contrario que en el Sevilla, donde dos son los que se hacen llamar técnicos y que han pasado por el banquillo nervionense. Ninguno ha demostrado nada. El primero fue eliminado de la previa continental. Y el segundo de la Copa del Rey y de la Copa de los segundones europeos. Equipos que no son nadie, y que un buen par de migajas en forma de trofeo, pueden cubrir el expediente de toda una temporada. Tampoco hn sido capaces de jugar un papel decente este año.

El Betis está en las posiciones privilegiadas de la tabla. Donde le corresponde. Nunca ha abandonado dichos puestos. La clave, se fundamenta en un equipo cohesionado. En una estructura deportiva e institucional directamente proporcional al inmenso patrimonio que atesora uno de los mejores conjuntos de España. No podría ser de otro modo. Desde la portería hasta la delantera. Desde el presidente hasta el último empleado del club. Todos hacen su labor, y ejecutan sus proyectos con rigor y prestancia. Sólo queda que la pelota entre y bese las mallas rivales. Y entran. Vaya que si entran. Por eso, el aficionado del Betis es impasible al desaliento. Ha forjado su lucha en unos ideales que traspasan la barrera de lo meramente deportivo. Y con ello se vive. Sabiendo que pertenecer y formar parte del sentimiento verdiblanco está por encima del bien y del mal. Todos para uno y uno para todos. Esa es la filosofía. El bético no se hace. El bético no condiciona su militancia ni sus sentimientos al resultado de su equipo, sino a una doctrina de vida. Por ello, el Betis es tan sumamente grande y notable, y por eso todo el que lo vive se enamora de su juego, de su gente, de su energía, de su vitalidad….pero sobre todo de ser tan enorme.

Pero no por ello, podemos olvidar, en este día tan especial, el majestuoso partido jugado hoy frente al Albacete. Un equipo que pensaba que podía conseguir algo, pero de boquilla. En su mente sólo había un resultado posible: la derrota. Un conjunto, el manchego, que no ha podido oler el esférico, debido al flamante juego del Real Betis. No ha podido ser. Se ha cumplido el pronóstico. Con una primera parte seria, pero sin movimientos en el marcador. Pero con una segunda parte esplendorosa, y poderosa. Desde el portero, con intervenciones que han rozado la magia, pasando por la defensa, donde un magistral y soberbio central llamado Roversio, ha resuelto con soltura y ha anotado el primer gol del partido, hasta un inspirado Molina, que ha demostrado el motivo por el que es el vigente pichichi de la categoría. Y qué decir del canterano Ezequiel ¿? Un hombre predestinado a triunfar. Un futbolista que revolucionó con trascendental maestría, siendo un adolescente, la suerte del penalti. Un maestro del desborde y del regate. Alguien especial. Único. Y eso que los canteranos no valían nada. Me río yo de ello, pero a carcajadas.

Un ambiente espectacular en el campo, y un césped que ha visto cómo el equipo gana y convence, porque así debe ser. Mientras tanto, y para seguir la tónica habitual de toda la temporada, es precisamente al bético, al que le toca insuflar ánimos al sevillista que deambula durante otra semana más por las calles, por los centros de trabajo, por los supermercados sin saber qué adquirir para mitigar su dolor e impotencia. Es ahora, cuando el bético, pletórico de alegría y de emoción, debe asomar por los domicilios y por los lugares donde el sevillista suele frecuentar, para tomar un café que reconforte su pesar, para dedicarle unos minutos de su tiempo, y poder prestar su hombro y su ánimo al maltratado aficionado nervionense. No conviene encerrarse en los bares y paliar el sufrimiento ahogándose en alcohol. Podría ser tentador, pero no es lo más positivo. Es en ese momento cuando el bético, sacando su manual de humildad y elegancia, debe animar al sevillista para que piense que el verse derrotados en todas las competiciones, y sin más anhelo que no perder la categoría para la próxima campaña, debe ser su prioridad, pero no deja de ser una buena causa.

El Sevilla es un absoluto trapo en manos de un titiritero arrogante y soberbio. Es duro. Lo sé. Pero hay que intentar algo diferente. El futuro es terroríficamente oscuro. No hay que engañarse. El seguidor sevillista no sabe dónde meterse, por eso reclama clama y sosiego. Le da vergüenza vagar sin saber cuál va a ser su destino. Pero es el deber de todo ciudadano. Ayudar al que se arrastra, al que repta, al que no puede más, a levantar el ánimo.

Mucho se puede hablar del dominio bético, pero todos los piropos se quedan cortos cuando se tiene en tu ciudad un equipo capaz de aglutinar a todos lo que aman a este deporte en un solo grito, un solo sentimiento, un solo chillido, un solo clamor, una sola pasión, una sola voz y un solo frenesí, y que se llama Real Betis. Por La Palmera, se otea el sabor a buen fútbol y el gusto por lo exquisito. La excelencia se ha convertido en la razón de ser de un club que se ve en lo alto de la tabla, y con expectativas muy alentadoras de ser un referente ya no en Andalucía, que ya lo es, sino en toda Europa. Equipos del viejo continente se asoman a la barandilla bética para atisbar todo lo que es capaz este equipo, y escudriñan de buenas maneras el fantástico equipo que semana tras semana traslada al terreno de juego una forma notable, pero noble, de ganar los partidos. Pero con respeto. Nada de humillaciones al rival, como hacen los contrarios con el Sevilla. Ganar los tres puntos, si, pero con deferencia y tolerancia.

Por todo ello, y por la gran actuación en el día de hoy del equipo, no podemos más que estar muy orgullosos. Porque así debe ser. Porque nuestro Betis pertenece a esa estirpe de clubes que sólo saben ser grandes. Y porque hoy, se ha demostrado de nuevo que este equipo es de otro planeta. Con futbolistas que parecen extraterrestres y que arriban desde otra constelación para jugar al fútbol. Pero con gente, de todas maneras, muy humana.

Viva el Betis.

¡Viva el betis, si. El Betis es muy grande. Pero tu Corbe eres un loco. Menos mal que no estas en la vida pñublica, peorque serias un peligro. Eres exagerado,chulesco y te crees la mano de Dios, como Maradona.
Viva el Betis. Abajo tus comentarios.

Mis disculpas. Intento ser tan cuerdo, moderado y modesto como tú, pero no lo consigo. Créeme que me esfuerzo. No obstante, seguiré poniendo el empeño suficiente como para poder ganarme tu aprobación. Seguro que lo entiendes. De todas formas, cualquier rectificación por tu parte, siempre es bien recibida. Ni más faltaba.

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