Gerena - Sevilla

Salvo milagro, Andalucía cerrará hoy el ciclo de derrotas del PSOE. El lugar donde nació el socialismo victorioso de González y Guerra será el mismo donde quedará enterrado el socialismo de Zapatero y Rubalcaba. José Antonio Griñán pagará todos los pecados de los últimos 30 años, aunque hace poco que está en el puesto.

Mercedes Alaya. | E. Lobato
La campaña del presidente andaluz ha sido un combate contra tres plagas mortales de necesidad para cualquier candidato. La crisis, el paro y la corrupción. El PSOE llegó exhausto al último mitin en el que González y Rubalcaba hicieron llamamientos desesperados para evitar lo que parece inevitable. Los socialistas andaluces seguramente han cometido errores más que de sobra para perder las elecciones y tampoco se le pueden escatimar méritos a Javier Arenas. El candidato del PP es uno de los políticos más listos de España, capaz de reinventarse a sí mismo y sobrevivir a todas las derrotas.

Tan hábil como para encarnar el rostro de la renovación y la novedad, después de 30 años en la vida política. Pero la puntilla al PSOE no se la ha dado él, sino una juez que cada día entra en los juzgados arrastrando una maleta con la mayor elegancia nunca vista. Hubo un tiempo en el que los jueces que tenían entre sus manos causas de corrupción que afectaban a los partidos políticos se abstenían de tomar decisiones en las campañas. Era una deferencia hacia el proceso político, como las treguas de las guerras en Navidad.

La juez de la maleta, sin embargo, ha trabajado en campaña en el sumario de los ERE. Y mucho. Ha tomado declaraciones todos los días y ha enviado a la cárcel al ex director general de Trabajo y a su chófer, los que se gastaban 25.000 euros en cocaína al mes con el dinero de los ERE. No hay estratega de campaña capaz de combatir una maleta llena de corrupción, ni candidato capaz de superar este obstáculo, ni mitin que pueda suscitar tanta atención como un político y su chófer esnifando cocaína pagada con dinero público.


Ya os quedan sólo unas horitas sociolistos corruptos.