El Real de la Jara - Sevilla

Durante el puente del día de Andalucía de este año, mi familia unos amigos y yo estuvimos en nuestro querido pueblo El Real de la Jara (no hemos nacido allí pero lo queremos igual).
Una de las jornadas decidimos pasarla en la ribera del pueblo, igual que hemos hecho en muchísimas otras ocasiones. Pero resultó que vinieron a colocarse cerca de nosotros dos matrimonios, uno de los cuales tenía un chaval con una pequeña moto. El pequeño como es natural en todos los infantes de su edad, comienza a divertirse con la magnifica motito que sus padres le regalarían en su día, y ajeno a lo que en un momento determinado pudiera acarrear con un ensordecedor motorcito a escape libre.
Después de 2 o 3 horas de vueltas a escape libre bastante cerca de nuestra posición, le pedimos a los padres a que por favor pararan ya la motito que molestaba, a lo que contestaron “no con cierto desagrado” que ya la iban a parar. Así fue, pero al parecer, la noción del tiempo se les alteró un poco a estas dos familias ya que a los cinco minutos el pequeño volvió a disfrutar de su tan apreciada moto, aún sabiendo los padres que era a expensas de acabar definitivamente con nuestra tranquilidad y aparato auditivo.
Al poco, el amigo que nos acompañaba en tan “bucólico” día, se dirige hacia boxes y con un tono un poco más alto de lo que el acostumbra a utilizar en los diálogos con personas que si se avienen a razones, pues les dice que la moto molesta mucho y que está prohibido usarla en aquel lugar, que solo se puede utilizar en los circuitos afines para ello. Ni corto ni perezoso, el padre de la criatura le agradece la información con un, “quien co...o eres tú para decirme lo que tengo que hacer; (recordemos que anteriormente se le pidió por favor y se lo paso por el arco del triunfo). Acto seguido invitó a mi amigo a que si no estaba cómodo allí que hiciera una ruta turística a un pantano cercano de dicha localidad y que solamente le podía llamar la atención la Guardia Civil, y que si no estaba conforme que la llamara.
Yo intenté mediar en el altercado para que la cosa no fuera por otros derroteros, y cuál sería mi sorpresa al enterarme de que los que de verdad molestaban en el pueblo eran los veraneantes venidos desde Sevilla. Por supuesto les reproché aquella contestación haciéndoles ver (siempre en un tono cordial, que quede claro) que eso no era cierto, que en momentos determinados había cosas que molestaban más en el pueblo que unas simples charlas al frescor de una noche de verano.
Entre “sies y noes”, más o menos ahí quedo la cosa, siempre con la motíto en plena actividad; pero miren ustedes por donde aparece la en otro momento nombrada, Guardia Civil.
Se intenta aclarar la pequeña contienda mediando con la autoridad competente en persona, pero al parecer no tenían muy claro cómo proceder ante lo ocurrido por lo que se marcharon.
Evidentemente como ustedes acertarán a adivinar, y ante el requerimiento efectuado a la Benemérita, aprovecharon la marcha de estos últimos y empezaron estos aficionados al motociclismo a hacer más ruido aún si cabe, acompañando al estruendo del motorcito con una de ésas melodías modernas a todo volumen.
Ante la sorpresa de todos, al cabo de un rato aparece de nuevo la Guardia Civil, y les informan a cada parte del conflicto que habían ido a documentarse para dar una solución a todo aquello. El veredicto aplicando la Ley vigente es que un vehículo de aquellas características no podía circular por zonas que no estuvieran diseñadas para el uso concreto del mismo (circuitos al efecto). Dicha resolución nos daba la razón a nosotros y se la quitaba a ellos, y aunque pueda parecer extraño, es la misma ley la que dirime diferencias entre las personas de El Real de la Jara y los Sevillanos.
Vuelven a marchar los agentes y ante la impotencia que siente el que se ha quedado sin argumentos, pero que no da su brazo a torcer, empiezan a hacer ruidos con los motores de los coches, la música de los mismos a todo volumen, pegando voces, haciendo sonar el claxon repetidamente, y no contentos con eso, se ponen en contacto con otras personas del pueblo para que acudan allí y metan más ruido.
En fin paciencia, perdónalos Señor porque no saben lo que hacen.
Si he narrado esta historia, es para hacer saber a este tipo de personas que no se pueden meter a todos en el mismo saco, de hecho yo no puedo meter a todos los Realeños en el mismo saco y decir que todos son como los de aquel día en la ribera. Tengo muy buenos amigos en El Real desde hace muchísimos años, son personas con muchos valores, trabajadores y honrados, y desde aquí le digo a los amigos de la ribera de que no me van a convencer de otra cosa y que piensen ya en frio lo que sucedió aquel día y recapaciten, y por supuesto voy a seguir acudiendo a ese bendito campo que por fortuna existe en mi querido Real de la Jara.
Quiero felicitar a los dos agentes destinados en el Real. Sinceramente no me esperaba esa actitud de ellos, y aunque esto sea un pequeño acontecimiento nada más, me hace confiar en que este cuerpo actuaría de la misma forma que lo hizo frente a otras situaciones muchos más difíciles.

A.G.

interesante narracion , pero que no te cause sorpresa el accionar de ese tipo de clase de personas ( en todos lugares del mundo hay siempre un payaso que se cree el dueño del circo ) la gente del real es una gente muy tranquila , muy amable y muy respetuosa uhmm pero como vuelv o a repetir SIEMPRE HAY UNA MANZANA PODRIDA

Es verdad, hay gente que no atiende a razones, y máxime cuando está prohibido utilizarlas y se le ha dejado por respeto que la utilicen durante un tiempo, tendría que salir de ellos en dejar de hacer ruido pero si encima te quejas sales perdiendo, como hicieron al quedarse sin argumentos, hacer más y más ruido para compensar la perdida de razón. En fin, poco se le puede hacer, lo único bueno es que no todo el mundo es así.

pero para que les caiga todo el desprecio de la gente del real DECIR LOS NOMBRES DE ESTAS PERSONAS asi todo el mundo sabra lo despreciables que son

Hola, soy nacida y criada en El Real de la Jara, no quiero hacer este comentario de forma anónima así que digo mi nombre, soy Julia López, para mas detalles, la hija de Higinio. Siento q pasen estas cosas en mi querido pueblo y que vecinos de alli sean tan poco hospitalarios como para molestar a gente que lo que pretenden es estar disfrutando de nuestro querido paisaje. Mucha gente de nuestro pueblo vive de la gente que vienen de fuera a veranear o simplemente a pasar el día. Si queremos que haya turismo tenemos q vender la tranquilidad de un pueblo de sierra y eso no se consigue con ruidos. Por otro lado y esto va dedicado a los padres del niño de la moto, ¿que educacion es la que le estais dando a vuestro hijo que en vez de decirte "nene, se ha acabado la moto que molestas a estos señores" os poneis a hacer mas ruido, os aseguro que el ejemplo perdura y que vuestros hijos son esponjas que todo lo absorve. Sin mas un saludo queridos paisanos

Buenas Noches. He estado leyendo toda esta historia de la motito, la guardia y los buenos modales. Yo no soy de este pueblo pero lo conozco y teniendo un poquito de uso de razón creo firmemente que se deberían escuchar todas las versiones de los echos ya que siempre se suele decir que ni el tan bueno es tan bueno y ni el tan malo es tan malo...."Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra".