Dos Hermanas - Sevilla

La recesión ha destruido ya 1,64 millones de puestos de trabajo a tiempo completo

La caída del empleo continúa lastrando el crecimiento económico. Y lo hace de una manera tan acusada que, según datos adelantados hoy por el Instituto Nacional de Estadística (INE), la economía ha destruido ya nada menos que 1,64 millones de puestos de trabajo desde que comenzara la recesión. O dicho con otras palabras. Si en el primer trimestre de 2008 el número de trabajadores a tiempo completo (metodología con la que se elabora la Contabilidad Nacional) ascendía a 19,22 millones de trabajadores, en el tercer trimestre del año 2009 la cifra de ocupados ha caído hasta los 17,57 millones.

Lo más negativo del caso, con todo, es que después de cinco trimestres en recesión, el empleo no da tregua. En términos intertrimestrales la caída de la ocupación es del -1,1% (-1,4% en el trimestre anterior), pero es que en términos anuales se mantiene en el -7,2%, lo que da idea de la dureza de la crisis, que está afectando en particular a la construcción y a la industria. En el primer caso, la caída de la ocupación se sitúa en un histórico -24,3%, lo que significa que el ladrillo ha perdido en el último año uno de cada cuatro puestos de trabajo que existían. En el caso de la industria, la situación no sólo no mejora, sino que empeora, como pone de manifiesto el hecho de que en los últimos doce meses haya perdido el 13% de su fuerza laboral (un 12,7% en el trimestre anterior). Es decir, que la recesión se ha llevado por delante casi 450.000 puestos de trabajo en la industria desde que comenzara la recesión.





















La pérdida de puestos de trabajo es lo que explica, sin lugar a dudas, la elevada contracción de la economía española en unos momentos en los que los grandes países europeos (salvo el Reino Unido) han dejado atrás la recesión. El INE ha confirmado que el PIB cayó en el tercer trimestre un 4% en términos anuales y un 0,3% en términos intertrimestrales. Básicamente por el desplome de la demanda interna (consumo privado, público e inversiones) que retrocedió un 6,5%, nueve décimas menos que en el trimestre anterior.

A destacar, nuevamente, el mal comportamiento del consumo de los hogares, que pese a los estímulos fiscales del Gobierno y el hundimiento de los tipos de interés, no levanta cabeza. Entre julio y septiembre cayó un 5,1%, mientras que, por el contrario, el gasto público creció un 4,9% (reducción de tres décimas frente al periodo anterior).

Malas expectativas

Tampoco da tregua la inversión. Aunque su ritmo de caída se ha desacelerado algo (ha pasado de un -17,2% al -16,2%), continúa cosechando resultados muy negativos, en particular en su componente de bienes de equipo: -24,3%. Las fábricas no invierten porque su capacidad instalada está infrautilizada y porque las expectativas de sus negocios no son halagüeñas.

En la construcción, igualmente, las cosas apenas mejoran pese a que el Gobierno ha gastado su artillería económica en el Plan E (8.000 millones de euros). La inversión en el ladrillo cae un 11,5%, apenas tres décimas menos que en el trimestre anterior.

Analizando los distintos tipos de obra, la edificación residencial continúa su trayectoria descendente (–25,5% frente a -25,3% del trimestre anterior), como consecuencia del débil ritmo de iniciación de proyectos residenciales, admite el INE, mientras que las otras construcciones siguen presentando tasas de crecimiento positivas (1,5%), del mismo orden que el período anterior. Dentro de éstas, destaca el crecimiento de la obra de infraestructuras, especialmente la vinculada al entorno de las corporaciones locales y la ligada a la alta velocidad ferroviaria.
Respeto de la demanda exterior, las cifras del INE revelan una aportación positiva al PIB 2,5 puntos, siete décimas menos que en el trimestre anterior. Tanto las exportaciones como las importaciones de bienes y servicios moderan, por segundo trimestre consecutivo, su crecimiento negativo, más intensamente en el caso de las últimas que en el de las primeras. Es decir, que en un contexto depresivo de la demanda interna las compras al exterior vuelve a drenar parte del crecimiento, lo que es un auténtico aviso para el futuro.

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