Constantina - Sevilla

Después de bastante tiempo dándole vueltas al caso Bárcenas, tanto en los juzgados, como en la prensa, como en las diversas tertulias de los medios de comunicación, uno observa con perplejidad como todos hablan de sobresueldos en el PP, de dinero en negro y por tanto no declarado a hacienda, de si lo ha cobrado este o aquel, de donaciones, de financiación ilegal…., en fin, se habla de una presunta corrupción a la que desgraciadamente ya estamos acostumbrados a ver los españolitos de a pie, pero nadie habla del robo a las arcas públicas y por tanto a los ciudadanos que se produce tras las donaciones de las empresas a los partidos políticos.

Aquí todo el mundo habla de donaciones ilegales a los partidos políticos cuando, como en este caso al PP, se demuestra que hay una riada de ingresos en las cuentas del partido procedentes de empresas importantes en la mayoría de los casos, pero nadie se atreve a decir lo verdaderamente importante de estos “regalos gratuitos”. Y lo verdaderamente importante de las donaciones a los partidos políticos es que ese dinero “regalado” sale de las arcas públicas ya que el partido político beneficiado, que normalmente es el que está en el gobierno de la nación, después incrementa en la obra pública adjudicada al donante la cantidad recibida de este. Por tanto el robo es a todos los ciudadanos de este país y, por lo que se ve, todos esquivan este inmportante dato.

Está claro que esta España está corrompida por los cuatro costados, al igual que está claro que cuando la corrupción afecta a la clase especial de este país se ponen en marcha los cuarenta caminos y ochenta veredas que tiene la justicia para no llegar a parte alguna, pero si de verdad la justicia está por sanar a este enfermo que cada día tiene peor cara, tendría que actuar contundentemente en casos como estos de financiación ilegal y proceder, una vez demostrado los hechos, a la inhabilitación de toda la cúpula de cualquier partido político beneficiado por esas donaciones y a sancionar severamente a los empresarios donantes.

Las donaciones a los partidos políticos no debieran de existir porque detrás de ellas se esconden intereses de unos y de otros que al final pagamos los de siempre.