Calle del Maestro Isaías Martín Pinillo Hace un mes, y a punto de la publicación del libro "De la escuela de Franco a los puñeteros de la E.S.O." - me fui a Camas en busca de recuerdos. Cuando me encontré en la calle Maestro Isaías Martín Pinillo se me alegró el corazón. Y recordé a Don Isaías Martín, maestro y director de una Agrupación Escolar de Camas, en donde impartí clases el curso escolar 1965-66. Un hombre honrado, trabajador, dialogante y bueno. Le gustaba hacer versos y siempre tenía la sonrisa en los labios. Tan servicial era que, por su mediación, el alcalde, a otro maestro y a mí, nos autorizó a dormir en el Ayuntamiento. Así lo cuento en el libro: " Ya estábamos hartos de la pensión de Sevilla pero no encontrábamos ninguna más cerca de Camas, y un buen día a la hora del recreo, contando a don Isaías cómo vivimos el año anterior en Carmona, se me ocurrió de pronto: - ¿ A usted le importa que nos traigamos las camas y durmamos en la escuela? - En absoluto – dijo. Y Pepe y yo lo dimos por hecho, y escribimos a casa para que nos enviaran las camas. Una mañana a eso de las once entra don Isaías en mi clase: - Viene un cosario preguntando por usted. Dice que le trae algo. -¡Ah! ésa es la cama, seguro. - Pero… ¿qué cama? -¿Cómo que qué cama? Pues la mía. ¿No recuerda usted que nos autorizó? - Ay, santo cielo, pero ¿dónde va a meter usted la cama? - Pues en mi clase. -¡Santo cielo bendito, ay Dios mío, ay Dios mío! Yo creí que hablaba en broma. Y se hacía cruces, y se llevaba la mano a la frente y se daba cachetitos y decía: ”Estoy soñando. Esto no me puede estar sucediendo a mí. No puede ser, no puede ser". ..... - Dios mío, Dios mío… esto lo arreglo yo como sea –decía. Y cuando salimos a la una, aquel hombre llevaba un buen sofocón". Don Isaías era, además de director del colegio, juez de paz, y aquel día en vez de irse a comer a casa se fue a buscar al alcalde a contarle aquel problema y proponerle una solución. Al llegar, a las tres, iba más risueño. - Les voy a hacer una oferta, y por el amor de Dios, piénsenlo. - Venga. - Hay en el ayuntamiento una habitación, junto a mi despacho, llena de papeles y de trastos viejos. Si ustedes aceptan, la desocupamos, se limpia bien y es suya. Y de balde. No tendrán que pagar ni una perra. El alcalde está de acuerdo. - Nos miramos y dijimos sí". ................... Muchas anécdotas cuento de Camas, especialmente de los niños de la escuela, de métodos de enseñanza, de padres y de maestros, pero mi propósito al entrar aquí es agradecer a las autoridades que hayan dedicado una calle a un hombre tan bondadoso, y dar a conocer a los vecinos de Camas el espíritu de servicio de Don Isaías. José Molano. |