Aznalcóllar - Sevilla

El pozo profundo oscuro, tráquea con tabiques infinitos de roca rebestido de resina sulfúrica. Por ahí pasaba el viejo minero, enterrado en vida desde que nació, y nació para esa vida. Encarcelado en la jaula pordiosera y miserable, sin sentencia de un juez, enterrábase poco a poco,día a día o noche a noche y peldaño tras peldaño, a los mismísimos confines de la tierra.
Con sus armas de pico y pala, con una lámpara ciega y débil, tenían su batalla diaria contra el muro interminable llamado tesoro. Tesoro disfrazado de Satán enfurezido, con aliento de azufre y de respìración convergente. Cuando soplaba en su defensa apagaba una lámpara ciega, o dos, tres, cuatro... la lámpara que no volvía a encenderse.
Aquellos mineros con su lámpara ciega, aquellos prisioneros enjaulados, aquellos topos humanos, aquellos, aquellos, aquellos, no volverán.

Homenaje a todas las lámparas ciegas que fueron, y las que todavía están encendidas en los pozos leoneses y asturianos. Homenaje al MINERO.

Hace 40 años era así, o muy parecido.

Ahora fijate, es minero hasta el Figueroa, lo que cambian las cosas, tiene más de 40 años y todavía no sabe lo que es trabajar.

Hola Atreyux:
Gracias por esas bonitas palabras, que cierto modo, también yo, dedico a mi pobre abuelo que trabajó en la mina de este mi pueblo Aznalcóllar y en la que pasó tanto...y ¿para qué?. Para ganar un trozo de pan para alimentar a sus cinco hijos. Ël y muchos como él conocieron la dureza de una mina, que no era a cielo abierto, que cargaban vagones, que picaban las paredes de la mina... y que tragaban más mineral que aire y así murió, de silicosis y... no pude disfrutar de él.
Él y muchos como él sólo conocieron penurias y una dura vida sólo para un mendrugo de pan. Un beso desde aquí a mi amado y siempre añorado abuelo, y que algún día me reuniré con él. Y un recuerdo a todos los hombres que también trabajaron y trabajan cada día en condiciones penosas.