Hijo del momento Hijo del momento Si más rendirte pudiera, memoria, a costa de mi vi- da que lo hiciera, que pre- fiero morirme y que te mueras... a vivir contigo viva y muriéndome yo cada vez que recuerdas. Si más pudiera arrancar- te, sin dejar raíz ni huella, cuán pres- to lo haría y arrojarte tan lejos que nunca hallaras el camino de vuelta. Memoria siempre de cosas viejas que ensombreces mi presente obligándo- me a vivir a medias, nublando cada nuevo día nuevo con tus negras som- bras de jornadas idas y muertas. Mal- digo tus recuerdos, los malos y los buenos... los unos porque me maleas, los otros porque me entretengo... y tanto unos como otros rompen, ocul- tan y distraen este Ahora, el único tiempo que para vivir tengo. Soy hijo del momento, siempre eterno, siem- pre en la ardua tarea de combatirte, memoria, desde cualquier trinchera con tal que te olvide... por lo mismo que recuerdas.¿Cuántas veces me dejaste tirado a la mitad de un verso inédito prendiéndome al dobladillo de un fugaz recuerdo?¿Cuántas otras me robaste el sueño pintando de ne- gro mi mejor lienzo? ¿Cuánto tiempo perdido haciéndome seguir tu silueta de humo, insustancial, vieja y fea? Si por mi fuera, memoria, te borraría a cada instante para que no escribieras pasaje alguno de mi existencia, que cada momento lo viviera como por vez primera, a cada vez una vez nue- va... sagrada, inmaculada, completa, llena... cual hijo del momento, mu- riéndote a cada noche y renaciendo limpio a cada sol que brote. No es por ti que es por mí, memoria, que tan mal me llevo conviviendo con tus des- trezas y los trazos gruesos de tus fieles grabaciones aherrojándome lacio y opaco del momento vivo... que vivir vivo pretendo. Tienes cara de bruja, memoria, alma deshabitada y sonri- sa breve de hiena... y no te importa, más bien disfrutas, desgarrándome otra vez el ánimo, cuando, impasible, me señalas que continúan las hambres, los odios y las guerras, los llantos y las penas para tantos hermanos y compa- ñeros del alma en cualquier lugar de la Tierra ….. ¡ por todos ellos que valgan mis lágrimas ¡...¡ y a ti que te ahoguen, memoria perversa ¡. Saludos a todos. Manuel Navarro |